Quo vadis
El nuevo presidente ha dicho que “rayará una nueva cancha” en materia de gobierno y liderazgo. El ahora “ex”, por su parte, evidenció el enorme esfuerzo emocional y somático que le representa dejar el manejo del poder a quien considera su subalterno, y su obra individual.
Por acaso, no le deja una compota de peritas en dulce.
La deuda con el BCE que, hoy sabemos, sería pagada con daciones en pago, pone en aprietos a dicha institución que requiere liquidez y no debería dedicarse a rematar casas o terrenos para pagar las deudas que, a su vez, mantiene con los depositantes y otras instancias del sector público.
Lo que sucede, y suceda, con el Banco Central es un microcosmo de lo que sucederá con el resto del sistema financiero si subsisten los ataques a la dolarización por la vía de la irresponsabilidad fiscal, o por iniciativas ideológicas como las articuladas por el flamante ministro de finanzas, defensor ardiente de la creación de una moneda paralela.
La economía es una disciplina de acciones y no de palabras amables o gestos reconciliadores.
El cambio de actitud sí es requerido para aliviar la jaqueca colectiva de vivir con la prepotencia, el insulto, y el cinismo.
Aunque no lo sepa, el nuevo presidente tiene la enorme ventaja de no ser economista, pues todo lo que basta para armar el caos es un economista confundido que se cree descubridor, y conocedor absoluto, del agua tibia.
El Sr. Moreno ha expresado su deseo de cohabitar con la empresa privada, y de invitar a la inversión extranjera.
Ahora deberá ver la forma de reparar el daño causado en el último momento por el “ex”, quien al denunciar los tratados bilaterales de protección a las inversiones le ha propinado un golpe en el mentón al nuevo gobierno. Entendamos de una vez que la administración de la justicia en el Ecuador deja mucho que desear en cuanto a su idoneidad, no se diga independencia. La seguridad jurídica no existe en el Ecuador. Mientras no se den cambios contundentes y precisos, y subsista un mal concebido impuesto a la salida de capitales, nadie en su sano juicio optará por invertir en el Ecuador, debiendo escoger otras opciones que le son más amigables y menos corruptas.
No se olvide de Chevron y de la vergüenza que el manejo de ese tema le ha traído al país.
Y, antes de que nazcan a la luz, aborte a los “tonton macoutes” que le deja, también como herencia, el “ex”.
Es una fuerza de choque, a la manera de la GNB de Venezuela, cuyo origen, además de inconstitucional, ofende a los ecuatorianos; es clara evidencia de instauración de una tiranía abusiva; y hace de las Fuerzas Armadas y Policía, entes superavitarios.
La razón de ser del Estado es la protección de los derechos de los ciudadanos, no de amedrentar, o en casos extremos, ultimar a la oposición.
Y no olvidar que si se quiere pasar de la insania a la salud económica, deberá ejecutar la reducción del tamaño del Estado. Sobre este tema volveremos, pero hasta tanto queda pendiente la pregunta: ¿dónde iremos? “Quo vadis” va a depender del liderazgo que Ud. sepa ejercer, y de las acciones que le acompañen.