Quienes quebraron el IESS
Esta pregunta fundamental es la que se hace la ciudadanía. Y hay que hacerla tomando en consideración la presencia y el accionar de quienes tuvieron la dirección y la responsabilidad de la gestión del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social en la última década. Es imposible creer que el IESS por sí mismo haya llegado a la situación crítica actual.
También resulta imposible pensar que hayan sido responsables de esta debacle sus únicos y auténticos propietarios: los afiliados, ya que ellos lo sustentan con su aporte permanente y puntual. Por eso la pregunta apunta hacia los gobiernos y a los directivos que produjeron el estado en que se encuentra el seguro social.
El IESS, desde que surgió en 1928 hasta hoy, nunca ha sido una institución autónoma, sujeta a la dirección y decisión de sus afiliados. Por diferentes motivos, la política y los políticos se han encargado de quitarle a los empleados y trabajadores el control de la institución, a pesar de que es a ellos a quienes les corresponde ejercerlo. A lo largo de la historia muchos gobiernos han utilizado distintos mecanismos, unos lícitos y transparentes, y otros hasta ilegales, para lograr apropiarse e incluso “saquear” los fondos del IESS.
Un alto funcionario de gobierno, que lo fue también del anterior régimen, expresó: “La situación del IESS es insostenible, está quebrado el IESS; por eso, no se reconoció la deuda, porque se tomó todo el dinero del IESS. El Fondo de Pensiones está en una situación tremendamente grave”.
En la década anterior, el expresidente, así como varios funcionarios, en múltiples oportunidades -entre ellas las sabatinas- dijeron que el IESS era “una de las instituciones más solventes del país”. Pero no ha sido así. Las administraciones anteriores han generado en él un verdadero desastre. Los hechos evidencian que hubo una práctica continua de apropiación, disposición libre y hasta una política de verdadero asalto a los fondos de la institución. Hoy más que nunca es necesario hacer una auditoría de la gestión realizada por los directores de la pasada década. Así se sabrá el grado de responsabilidad de cada uno de ellos en la situación de peligro de quiebra del IESS. Es tarea y deber de la Contraloría y de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea estudiar, analizar, encontrar y señalar a los culpables, para que digan cómo y por qué esa “institución solvente” fue llevada a su estado actual por el gobierno anterior.