La quiebra del IESS
Según un alto funcionario del Estado, muy cercano además al presidente de la República, el IESS se encuentra al borde de la quiebra. ¿Qué significaría esto para Ecuador? Simplemente la quiebra del ahorro nacional, que se procesa a través del seguro social. Si son verdaderas, y parecen serlo, estas afirmaciones, los responsables serían el expresidente del directorio de la entidad, Richard Espinosa, y el expresidente de la República, Rafael Correa, lo cual debería ser conocido ya por el fiscal general, pues la actual circunstancia del IESS se debe a su mal manejo y a la actitud que convirtió a la entidad en una especie de caja chica del gobierno. Por tanto, Rafael Correa tendría que ser ya no solo investigado sino procesado por una situación de tan grave magnitud. Por el contrario, el expresidente del directorio recibió como premio a su desastrosa gestión el nombramiento de embajador ante el gobierno de Italia. No se sabe si ya obtuvo el beneplácito, si se conserva la dación de ese premio, o si se la ha cancelado, que es lo que debería hacer un gobierno responsable, que no puede manejarse por simpatías o antipatías personales.
La quiebra del IESS sería causada por una combinación de factores procesados por Correa y Espinosa y tal situación implica una comisión de delitos que tienen que ser investigados y procesados por el fiscal de la nación, que lamentablemente, más bien ha ocultado los hechos, pero que también será sometido a un juicio político en la Asamblea Nacional y es más que seguro que recibirá un voto de censura, con su consecuente destitución, junto con la recomendación que debería dar la mayoría de la Asamblea para que se inicien procesos penales en su contra.
De todos modos, producida la censura y destitución, se debe elegir un nuevo fiscal general y esa elección solo puede recaer en un ciudadano de antecedentes limpios y de valor probado, para que sepa ejercer las funciones que la ley le entrega en sus manos. Esa es la responsabilidad de la mayoría de la Asamblea, y si el presidente de la República tuviera que entregar una terna, esos tres nombres tendrían que ser los de ciudadanos de altísima calidad moral y cívica. De no ser así, el presidente se haría responsable también de lo que pudiera ocurrir en el IESS bajo una administración que no sea la más eficaz y honorable.