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PUROS
Tarea. En esta empresa familiar, la mayoría de la plantilla son mujeres que se encargan de enrollar las hojas.FREDDY RODRÍGUEZ

Los puros de Ecuador se resisten a morir

La industria del tabaco nacional se transformó por pandemia. Exportaciones aumentaron, mientras pequeños fabricantes se niegan a cerrar su producción

A madera húmeda y menta. A eso huele la fábrica de Geovanny León. Está ubicada detrás del hospital Teodoro Maldonado, en el sur de Guayaquil, y es de tres pisos. En la fachada no hay letreros o publicidad, por lo que se confunde con una casa más.

Sin embargo, es la sede de Hacienda Real, una tabacalera artesanal con más de 20 años de historia que se resiste a desaparecer, pese al contrabando que inunda el mercado y los altos costos de producción.

Por todo el lugar hay rastros de tabaco. En el primer piso están los bultos con los insumos que acaban de llegar, en el segundo las pequeñas cajas de madera en las que empacan los puros y en una habitación oscura tienen una carga de hojas en proceso de fermentación.

Aunque la empresa de León sobrevive, han sido muchos los que se han quedado en el camino. Uno fue el grupo Aray, pionero de esta industria en Ecuador.

Según le dijo un vocero de esa desaparecida empresa a EXPRESO, cerraron hace siete u ocho años porque la mano de obra especializada en el país se puso muy costosa y porque los clientes europeos prefieren la producción centroamericana.

PUROS
Proceso. Las hojas de tabaco llegan secas. El primer paso es humedecerlas para luego poder manipularlas y formar los cilindros a mano.FREDDY RODRÍGUEZ

Y agregó una razón más: “El consumo interno de cigarros ha sido casi inexistente. El que fuma siempre ha buscado el producto extranjero. Los poquísimos consumidores aquí piensan que el cigarro ecuatoriano no sirve”.

Cuando habla de cigarros, el vocero de Aray no se refiere a los cigarrillos que se venden en cajetillas o por unidad en la calle. Está hablando de los puros que son confeccionados a mano y que son comúnmente conocidos como habanos, aunque a estos últimos se los llama así porque se producen en Cuba.

Lo que pocos saben es que Ecuador es potencia mundial en la producción de una hoja con la que se fabrica la ‘capa’, que es la ‘tela’ usada para vestir y dar la apariencia final a los puros. El edificio donde funciona Hacienda Real está lleno de estas hojas.

En Ecuador no se fumaba cigarro local, pero por la pandemia no pudieron traer del extranjero y tuvieron que probar el nacional”.

Geovanny León, propietario de Hacienda Real

La fábrica

Aunque también se da en Centroamérica, los más reconocidos productores en el mundo prefieren la ‘capa’ que crece en Ecuador, y León explica la razón.

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“Acá tenemos una característica: estamos bendecidos por el clima. Sectores donde se siembra hoja de tabaco, como Guayas, Milagro, Los Ríos o Quevedo, tienen una nubosidad del 80 por ciento. Eso es fundamental para que la planta no reciba el sol directamente y salga una hoja muy tersa y fina, y eso hace atractivo al país”, explicó el empresario.

En su fábrica se tejen tabacos de todos los tamaños, sabores y presentaciones. Por estos días hay cinco trabajadoras en la empresa y un pedido que cumplir.

Las cajas llegan con las hojas secas y lo primero que se hace es humedecerlas para poder moldearlas. Ese proceso puede tardar unos tres meses y, apenas termina, se puede empezar la producción artesanal.

Según explica León, antes de armar los cigarros, a las hojas se les debe retirar la vena principal para reducir los efectos negativos en la salud del fumador. Se trata del tallo que recorre la hoja y que concentra la mayor parte de la nicotina en la planta. Luego se trenzan dos tipos de hojas (tripa y capote) y, con los dedos, se da forma al cilindro.

Después de esto, los cigarros son recubiertos con la ‘capa’, se prensan en un molde y se dejan secar por otros tres meses. Al término de ese tiempo, finalmente, los tabacos están listos para ser etiquetados, empacados y enviados a los clientes.

Hacienda Real sobrevive, por ahora, gracias a algunos locales del aeropuerto de Guayaquil que venden sus puros. No obstante, según explica León, el mercado nacional está atravesando un proceso de transformación.

Aumenta el consumo

“En Ecuador no se fumaba cigarro local, pero a partir de la pandemia hubo un cambio. Los fumadores no tuvieron cómo traer del extranjero, tuvieron que probar el nacional y se dieron cuenta de que no es tanta la diferencia con los países centroamericanos, que son la meca del tabaco”, indicó.

En efecto, productores como Honduras, República Dominicana o Nicaragua dominan el mercado mundial, pero las exportaciones de productos hechos con tabaco han tenido un leve aumento en los últimos años en Ecuador.

De acuerdo con un informe del Observatorio Económico y Social de Tungurahua de la Universidad Técnica de Ambato, que citó datos del Banco Central de Ecuador, el país exportó 73,6 millones de dólares de tabaco en 2020, unas 3.716 toneladas. Esto significó el 0,4 por ciento de las exportaciones durante ese año.

“La tonelada métrica de tabaco tuvo un valor promedio de 12.031,6 dólares entre 2010 y 2020. Además, la exportación de este producto tuvo una tasa promedio de variación anual de 6,3 por ciento del 2010 al 2020. Por otro lado, las exportaciones no tradicionales fueron de 6.163,6 millones de dólares en 2020, de las cuales el tabaco contribuyó con el 1,2 por ciento”, se lee en el informe.

Mientras tanto, empresas con tradición familiar tabacalera y algunas industrias con mayor músculo económico siguen produciendo, pese al aumento del contrabando.

En el caso de Hacienda Real, siguen buscando la forma de volver a los negocios de hace 20 años, cuando enviaban directamente tabacos de alta pureza a Francia, Alemania y España.