Caídos y peleas en las gradas. Un hincha cayó desde los graderíos hasta la zona de protección. Fue atendido por la Cruz Roja. Otros seguidores amarillos pelearon en la zona de preferencia.

El punto tambien ayuda

La fiesta de Barcelona en Quito fue incompleta. Los miles de hinchas del cuadro guayaquileño, quienes se tomaron el estadio Olímpico Atahualpa, se retiraron prácticamente en silencio.

La fiesta de Barcelona en Quito fue incompleta. Los miles de hinchas del cuadro guayaquileño, quienes se tomaron el estadio Olímpico Atahualpa, se retiraron prácticamente en silencio. Apenas unos cientos, ubicados en la localidad de preferencia, se quedaron cantando: “Volveremos a ser campeones”.

El empate contra Universidad Católica dejó un sabor agridulce entre los aficionados. Si bien el punto suma para seguir con comodidad en el liderato, el equipo estaba adelante en el marcador y no supo conservar la ventaja. Además, el rival fue superior en los dos tiempos.

Guillermo Almada ubicó a todos sus ofensivos desde el primer minuto: Ely Esterilla, Marcos Caicedo, Damián Díaz y Jonatan Álvez. Pero la prioridad de los dos primeros fue la contención. Con ellos, junto a Gabriel Marques y Richard Calderón, paró una segunda línea de cuatro detrás de la pelota.

Barcelona cedió la iniciativa a Universidad Católica desde el inicio. Se preocupó más de cerrar los espacios para no pasar sustos. Conservó las energías. Corrió calculadamente en la altura de Quito. Y en consecuencia, llegó en pocas oportunidades al arco contrario.

En el segundo tiempo el cuadro guayaquileño jugó más adelantado. Soltó a los laterales y los extremos tuvieron menos participación en la marca. Universidad Católica tampoco se escondió, por lo que el partido fue muy entretenido, con llegadas en las dos porterías.

Barcelona fue más efectivo porque en el primer desborde de Mario Pineida consiguió el gol de la ventaja.

Católica, en cambio, tuvo que trabajar mucho más para abrir la defensa y anotar. Tras desperdiciar varias oportunidades, empató a veinte minutos del final gracias a Sergio Mina, tras un tiro de esquina.

En la recta final del encuentro los locales fueron más ofensivos. Barcelona no renunció al ataque, pero fue precavido al momento de soltar a los jugadores. Así, cualquiera pudo llevarse el triunfo. Las más claras estuvieron para los capitalinos y por ello los hinchas amarillos escucharon el pitazo final del partido con cierto alivio.