Bien por EXPRESO que publicó un reportaje sobre los mendigos en Guayaquil y, entre ellos, de quienes insisten en apoderarse de algunas zonas regeneradas. El accionar de las autoridades, como se reseñó, no se limita a retirarlos del lugar sino a procurar que alguna institución benéfica les brinde apoyo. Eso es muy loable. Sin embargo, quisiera agregar a otro segmento de la población de escasos recursos que requiere apoyo y que se toma las calles de la urbe. Son los niños -acompañados por sus padres a prudente distancia- que hasta altas horas de la noche venden caramelos, rosas o simplemente extienden la mano pidiendo unas monedas a los conductores.

Cecilia Cordero R.