Una propuesta que defiende el patrimonio de los arboles
Fundación La Iguana presentó ayer un proyecto de ordenanza para proteger el arbolado urbano. La norma prohíbe la tala. Expertos lo ven como urgente.
Identificar y conservar el patrimonio natural que tiene la ciudad es el objetivo principal del proyecto de ordenanza que presentaron ayer los directivos de Fundación La Iguana, en un plantón realizado días después de que el Municipio de Guayaquil decidiera cortar el ceibo que estaba en el sitio en el que se construirá la estación de la aerovía Julián Coronel.
“Yo creo que un árbol es muy importante, pero creo que más importante es transportar ecológicamente a diario a 40.000 personas. Los diseños no se hacen por capricho, las ubicaciones no responden a improvisación, si no estudios técnicos. Entonces no quedaba más remedio que sacar el árbol”, mencionó el pasado miércoles el alcalde Jaime Nebot.
Sin embargo, para Andrea Fiallos, de Fundación La Iguana, esta justificación no tiene validez y corresponde a una “falta de interés” del Cabildo por proteger, conservar y reproducir el arbolado urbano de la ciudad. Asegura que la propuesta la vienen realizando desde hace varios años y que, pese a que es un tema que debió normarse hace tiempo, se ha quedado solo en papeles.
“La regeneración urbana ha arrasado con todo lo que ha tenido enfrente y ya no podemos contar con ese modelo. No hay una intención de querer conservar la historia. Se tala y se llena a la ciudad de palmas o copos de mirtos que no traen beneficios para nadie”, precisa.
Con ella coincide el biólogo Xavier Cornejo, profesor de la facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil. “Estamos en un estado primitivo en el que no hay ninguna regulación. La ciudad tiene una superabundancia de especies exóticas provenientes de otros continentes y siendo un país megadiverso no tiene sentido. Muchas de las especies nativas son parte de la historia de la región y de la ciudad. No tenemos identidad propia, si no cosas introducidas”, precisa el experto, quien también cree que debe priorizarse urgentemente la conservación de las pocas especies nativas que, a su parecer, quedan en Guayaquil.
El proyecto incluye los parámetros para evitar la tala y controlar la poda y trasplante de árboles; la realización de un censo para identificar las especies que hay, su clasificación por antigüedad (con la finalidad de catalogarlos como patrimoniales) y por el tipo de beneficios que le puede aportar en comida y protección a los animales que dependen de ellos.
Además, en el documento se detallará la necesidad de incentivar a los dueños de los predios privados en los que haya árboles que acoplen sus construcciones a ellos.
“Las únicas justificaciones para talar serán que el árbol esté en mal estado, que ponga en peligro a las personas o que ya esté muerto”, acota Fiallos.
Catalina Albán, directora de la Comisión de Gestión Ambiental de Cuenca, menciona que tener una ordenanza de protección les ha permitido descubrir árboles endémicos y exóticos “que presentan condiciones únicas, por lo que merecen ser preservados”.
En Quito ha sucedido lo mismo. Verónica Arias, secretaria de Ambiente del Municipio, cuenta que en la ciudad aún hay muchos árboles que están desde la independencia (más de 200 años) y que tienen un valor histórico invaluable. “Es muy importante tener una normativa que permita controlar y sancionar para conservar el patrimonio natural del que forma parte el arbolado urbano”.
Las normativas
Quito
351 árboles han sido declarados como patrimoniales por el Municipio de Quito en los últimos años. La directora de Ambiente menciona que la ordenanza permite priorizar la vida de los árboles, por lo que las obras deben diseñarse en función de su ubicación.
Cuenca
Desde 2007 el Cabildo de Cuenca ha realizado tres inventarios para identificar la presencia de árboles que pueden ingresar a la lista de patrimoniales. Hasta la fecha han registrado 47. En los próximos meses prevén publicar una lista para que puedan ser visitados.
Santa Elena
En 2016, el Concejo Municipal de Santa Elena aprobó la ordenanza de declaración, conservación y mantenimiento de árboles patrimoniales del cantón, que sanciona la tala y poda de cualquier especie sin supervisión municipal.