Propuesta china sobre Corea del Norte

Una nueva crisis se gesta en la península coreana. A mediados de febrero, Corea del Norte realizó una prueba de misiles balísticos de alcance intermedio. El 1 de marzo, Estados Unidos y Corea del Sur iniciaron un ejercicio militar conjunto, sin precedentes en escala y en intensidad, que se extenderá hasta fines de abril, con una cantidad significativa de fuerzas terrestres, aéreas y navales de ambos países, y activos estratégicos. Y, a pesar de las objeciones de Rusia y China, EE. UU. ha acelerado el despliegue de un sistema antimisiles de Defensa de Área de Alta Altitud Terminal (Thaad) en Corea del Sur. El mismo 1 de marzo, el líder norcoreano Kim Jong-un inspeccionó la sede de la Gran Unidad Combinada 966 del Ejército Popular Coreano. Cinco días después, lanzó cuatro misiles balísticos; uno aterrizó a unas 200 millas de la costa de Japón. Estas pruebas hacen creer a los expertos que Corea del Norte ha ampliado significativamente sus capacidades nucleares y de misiles balísticos, y que para 2020 podrá colocar ojivas nucleares miniaturizadas en misiles de largo alcance, capaces de llegar a EE. UU. continental. Para principios de marzo se planificaron conversaciones en Nueva York entre una delegación de Corea del Norte y un grupo de ex altos funcionarios de EE. UU., pero se cancelaron porque el Departamento de Estado se negó a emitir visados para los diplomáticos norcoreanos, lo que ha agravado el pulseo de fuerzas. El presidente estadounidense, Donald Trump, aparentemente ha decidido aumentar la presión sobre Corea del Norte, en lugar de hablar directamente con Kim. Según se informa, el Consejo de Seguridad Nacional de Trump está revisando a fondo la política de EE. UU. con respecto a Corea del Norte y está considerando desde ataques preventivos contra instalaciones nucleares norcoreanas hasta cambios “blandos” de régimen con imposición de sanciones más duras. Muchos congresistas y altos funcionarios militares piden una respuesta más dura, como restaurar al régimen de Kim a una lista de patrocinadores estatales del terrorismo, y el uso de fuerzas especiales de EE.UU. para iniciar ataques quirúrgicos. Pero tales acciones exacerbarían el sentimiento de inseguridad del régimen. Las comunidades de inteligencia de EE. UU. y Corea del Sur creen que Corea del Norte tiene entre 10 y 16 armas nucleares y más de 1.000 misiles balísticos, por lo que es prácticamente imposible desactivar militarmente la amenaza norcoreana sin infligir graves daños a EE. UU. y sus aliados. China objetó las pruebas de misiles de Corea del Norte y suspendió las importaciones de carbón a ese país por una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero también considera el sistema Thaad como una seria amenaza estratégica. China y Rusia temen que una alianza estrecha entre EE. UU., Japón y Corea del Sur pueda emerger como una mini OTAN al este. El resurgimiento de bloques de seguridad similares a los de la Guerra Fría en el noreste de Asia intensificaría las hostilidades regionales. Para evitarlo, China pide que Corea del Norte detenga sus pruebas nucleares y de misiles, que EE. UU. y Corea del Sur detengan sus ejercicios militares conjuntos, y que todas las partes involucradas regresen a la mesa de negociaciones, con objetivos paralelos de desnuclearizar la península coreana y arribar a un acuerdo de paz, así como remover el sistema Thaad luego de que Corea del Norte abandone su programa nuclear. El escenario de pesadilla de un conflicto violento en la península coreana exige que prevalezcan quienes piensan con cabezas más frías.

Project Syndicate