Padre e hijo. Dos sacerdotes, Ángel Rolando (izq) y Ángel Gordillo (der).

El primer sacerdote viudo de Ecuador

Los candidatos al sacerdocio se acostaron, boca abajo, cerca del altar mayor de la catedral metropolitana de Quito. Esta estaba adornada con flores blancas y rojas y el coro cantaba ‘Aleluya’.

Los candidatos al sacerdocio se acostaron, boca abajo, cerca del altar mayor de la catedral metropolitana de Quito. Esta estaba adornada con flores blancas y rojas y el coro cantaba ‘Aleluya’.

Ese momento es uno de los más significativos en la ceremonia de ordenación de religiosos. Una ceremonia larga, que dura casi tres horas e incluye la unción de manos del máximo representante de la Iglesia católica de Ecuador, Fausto Trávez.

Entre ellos y, por primera vez en la historia de Ecuador, estuvo un médico, viudo, que renunció a curar cuerpos enfermos para curar las almas.

Ángel Rolando Gordillo, de 64 años, imbabureño, llevaba una túnica blanca, con un bordado del papa Francisco, que decía atrás: “2015, a evangelizar con alegría”.

Gordillo, quien también tiene un hijo sacerdote que estuvo en su ceremonia, nunca esperó ese cambio en su vida.

Pero, hace cuatro años, murió su esposa por una aneurisma de la aorta, y él quedó sumido en una profunda depresión y soledad.

Gordillo ya frecuentaba la Iglesia católica y era ministro de la comunión. Es decir, era un laico autorizado para dar la hostia a los creyentes durante las misas. En ese duro momento, habló con monseñor Trávez.

Él le dijo que tenía tres opciones: volver a enamorarse y casarse, quedarse solo, o encontrarse con el Señor y completar su formación pastoral. “No tenía rumbo, me daba igual lo uno y lo otro. No encontraba sentido en la vida”, contó a EXPRESO después de su ordenación.

Gordillo escogió el tercer camino y estudió Teología durante tres años. “Acepté la invitación de monseñor Trávez. También debía aprobar Filosofía, pero eso me fue dispensado por mi formación como médico general”, explicó.

Al estudiar la palabra de Dios, este nuevo sacerdote católico encontró sentido en su vida. “Como laico ya tenía todo: estabilidad económica, hogar y familia. La muerte de mi esposa me movió la tarima y desarmó todas las seguridades que tenía”, subrayó, rodeado de fieles que querían felicitarlo por su decisión.

Según él, su mujer debe estar muy feliz porque fue instrumento para dos sacerdotes: el padre y el hijo.

“Estaré en la iglesia hasta donde Dios me lleve, nunca soñé estar aquí. Estoy feliz, es una nueva oportunidad para servir a los demás. Ahora me he convertido en un médico de almas”, dijo.

¿La iglesia se abre a los tiempos modernos? “Padre e hijo sacerdotes. Nunca lo imaginamos, es un caso único en Ecuador e irrepetible. La Iglesia católica se abre a los tiempos modernos. También a las viudas, señaló Trávez a este Diario, al final del acto.