Nuevamente Nicolás Maduro intenta aprovecharse de un acontecimiento en la frontera sur para decir que la soberanía de su país está en peligro por la agresión colombiana. El domingo 4 de noviembre, el ELN habría emboscado a una columna de la Guardia Nacional Bolivariana en un paraje amazónico al margen derecho del Orinoco, en un territorio llamado Arco Minero del Orinoco, en el que existe una enorme riqueza en metales y diamantes. Ese evento, en el cual perdieron la vida 4 soldados venezolanos y sufrieron heridas más de una docena, habría sido ejecutado por los irregulares como respuesta a la captura de varios de sus hombres por las fuerzas armadas de Maduro. Sin embargo, y para encontrar explicación a la supuesta agresión colombiana, el régimen chavista endosa el atentado a supuestos grupos paramilitares que habrían actuado bajo las órdenes de la Presidencia de Colombia. En esa línea, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimiro Padrino López, vocero directo de Maduro, acusa a Colombia y pone en alerta a las fuerzas armadas de su país frente a lo que considera una estrategia de provocación orientada “... a producir un falso positivo en la frontera y desarrollar una escalada más intensa...”.

La trama ha sido poco efectiva en beneficio del objetivo madurista puesto que, como la opinión internacional lo sabe y lo han confirmado el actual presidente de Colombia, Iván Duque, y su predecesor, Juan Manuel Santos, el ELN -al igual que las FARC en su momento- ha gozado de la protección del régimen chavista, a lo que se suma ahora la captura por parte de Colombia de Luis Felipe Ortega Bernal, cabecilla del ELN y quien habría participado en los desplazamientos de ese grupo por territorios fronterizos, con el apoyo de Maduro, para la prosecución de sus actividades ilegales y criminales.

No cabe duda que toda esta trama es un pretexto más para ocultar el imparable desenlace crítico que ubica al régimen de Maduro como un fenómeno de corrupción, crimen organizado a nivel internacional y de atroz atentado contra los derechos humanos.