La amenaza que representa Guacho repercute en el desarrollo social de Esmeraldas.

Una postal de desesperanza para Mataje

Muerte. En el cantón San Lorenzo, la principal causa de muerte han sido durante años las agresiones por disparo con arma de fuego, según el último dato oficial.

Dos periodistas y su conductor murieron hace dos semanas al intentar adentrarse en Mataje para explicar a Ecuador qué está pasando y por qué esa zona acapara el foco de la inseguridad y violencia en la frontera. Nadie sabe lo que vieron sus ojos y ninguno de los habitantes se atreve a dar cuenta de la realidad que se vive a orillas del río Mataje, el que da nombre a la parroquia rural y el que separa al país del vecino Colombia. Lo que no llegaron a contar los periodistas está recogido en informes con los que los gobiernos locales trazaron sus planes de acción hace casi una década. Son cientos de páginas que dibujan una postal de desesperanza y abandono.

Mataje es un pueblo -cabecera parroquial- y también una esbelta franja de terreno recostada sobre el río, en la que se asientan siete aldeas rodeadas de vegetación selvática. En toda la parroquia rural viven casi 1.500 personas en unas condiciones carentes de prácticamente la totalidad de necesidades básicas, según las radiografías que hizo en sus planes 2012-2020 la Prefectura de Esmeraldas y el GAD de Mataje, a los que ha accedido EXPRESO.

Falta infraestructura, falta presupuesto, falta agua, luz, carreteras y, sobre todo, esperanza. En Mataje, las escasas alternativas económicas para la población dependen de la agricultura (cacao y palma aceitera), pesca (recolección de conchas) o la extracción de madera. A ese tipo de actividades se dedica el 55 % de las 650 personas que están en edad de trabajar, pero eso no soluciona sus problemas económicos, según los análisis.

En temas de empleo, lo raro es que un 35 % asegura tener una ocupación no declarada. Es decir, “no se sabe a qué se dedican” y eso resulta “llamativo” para las autoridades locales que elaboraron el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, con vista a 10 años y con base en cifras de 2010.

Aunque las estadísticas sobre las que se proyectaron las necesidades y los planes de mejora no estén más actualizadas, el Gobierno (GAD) de Mataje mantiene publicado en su web un panorama renovado en el que no se han solucionado las principales falencias.

El pueblo de cabecera tiene una “escuela completa en muy buen estado” que, a juzgar por las fotos, tiene cinco ambientes y una cancha plantada en una alfombra de pasto. Sin embargo, los demás recintos solo tienen escuelas primarias que presentan deficiencias de infraestructura, equipamiento y en los procesos de enseñanza.

El problema se agrava por la mala conexión por carretera. Solo hay una vía principal que une Mataje con la ciudad de San Lorenzo, pero al resto de asentamientos humanos que se adentran en la selva hay que llegar por caminos veraneros que “en invierno se vuelven intransitables”. El río sigue siendo la ruta más accesible.

De ahí que el 48 % de los mayores de 12 años no sabe ni leer ni escribir. Lo mismo ocurre con la atención de salud, la red eléctrica, el acceso a agua potable o el tratamiento de basura y aguas servidas: en la cabecera hay infraestructura a la que no accede fácilmente la población rural.

La mitad de los matajeños toma agua del río o de canales y el 32 % de pozos. Solo el 14 % tiene conexión con la red pública de agua. Pero ese recurso además está contaminado por la extracción de combustibles y por el tratamiento de la basura. Un 85 % de la gente la quema, la bota en un terreno baldío, la entierra o la tira al río. No hay alcantarillado en la parroquia y sus habitantes usan pozos sépticos o letrinas. Aunque casi el 40 % no tiene ni eso.

La luz no llega al 60 % de los habitantes y, mucho menos, lo hacen Internet o la cobertura celular. De hecho, en Mataje no llega ni la señal de radio o televisión nacional, aunque sí las de Colombia. Tanto que el acceso a computadoras personales y a Internet era anecdótico en 2010: menos de cinco personas. Las autoridades locales han abierto centros de computación.

Así era el panorama en 2012 cuando el gobierno provincial y los locales de Mataje y San Lorenzo (cantón al que pertenece la parroquia) identificaron las necesidades y diseñaron proyectos para satisfacerlas. El GAD matajeño tenía previsto un plan de inversión prioritario de casi 2,6 millones de dólares para los cuatro primeros años. Pero, de momento, en su web oficial aún aparecen los mismos objetivos primordiales que ya identificaba el informe de hace seis años.

Otro día de silencio ante el secuestro

Mañana se cumplen los 10 días que el presidente Lenín Moreno dio de plazo para que Walter Arizala, más conocido como Guacho, se entregue o sea localizado por los equipos de seguridad del Estado. Al líder del frente Oliver Sinisterra se le atribuye la muerte del equipo periodístico de El Comercio y el secuestro de una pareja de Santo Domingo de la que no se ha sabido nada desde el 17 de abril. Fue hace más de una semana y no hay noticias oficiales ni del grupo criminal.

Comisión de frontera lista

Con 122 votos a favor y uno en contra (del asambleísta Franco Romero), el Pleno de la Asamblea Nacional aprobó la conformación de la Comisión Ocasional de Seguridad Fronteriza que se encargará de revisar las leyes en favor del sector fronterizo.

Esta instancia, que trabajará por 90 días, estará conformada por 19 asambleístas de las diferentes bancadas legislativas.

La integran Juan Carlos Yar, Ana Belén Marín, Yoffre Poma, César Litardo, Rubén Bustamante, Juan Belín, Rafael Quijije, Jorge Yunda, Fernando Burbano, Héctor Muñoz, Carmen Rivadeneira, Roberta Zambrano, Javier Cadena, Rina Campaín, René Yandún, José Chala, César Carrión, Eliseo Azuero y Lenin Plaza.

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