Es posible salvar al Salado

La reciente contaminación del río Daule, que dejó sin agua por varias horas a toda la ciudad de Guayaquil, puso en evidencia la fragilidad de nuestro sistema de abastecimiento.

Más allá de la irresponsabilidad de la empresa causante del hecho, hay al menos dos serias conclusiones que se desprenden de lo sucedido. La primera, que contamos con una sola fuente de aprovisionamiento de agua y la segunda, que los cursos de agua que son parte de la ciudad son fácilmente proclives a contaminación. De lo que se puede deducir, la magnitud de lo ocurrido así como lo evidente que es una mancha de combustible en el agua, permitió que las autoridades se percataran y tomaran medidas remediales; sin embargo, surge una pregunta: ¿cuánta contaminación está presente que no es visible?

El problema radica también en que las acciones que se han tomado hasta el presente, orientadas a descontaminar el estero Salado, por ejemplo, han sido esporádicas y de resultados poco satisfactorios. Surgen por tanto otras preguntas: ¿es factible descontaminar estos cursos de agua? ¿Algún día dejarán de ser una cloaca abierta y podrán convertirse en lo que eran: sitios llenos de vida y lugares de esparcimiento?

El peruano Marino Morikawa al parecer tiene la respuesta. En el 2014, alarmado de que las autoridades hubieran decidido sepultar bajo tierra la laguna de Chancay como medida desesperada ante su elevada contaminación, decidió emprender por sí solo la tarea de volver a convertirla en el lugar limpio y vivo que había visto de pequeño. Armado con cañas de bambú y materiales “que se pueden encontrar en cualquier ferretería”, logró en dos semanas, sin ayuda y de manera gratuita, lo que todos los “técnicos” habían considerado una tarea imposible: devolver la laguna a su estado original.

Ahora ha desarrollado un plan con el que pretende limpiar en solo seis meses el lago Titicaca, ya que aclara que para cada situación deben desarrollarse técnicas de recuperación específicas. Tarea compleja, pero como dice Morikawa, “no es imposible, es algo sencillo”.

¿Y el Salado? ¿Y el río Daule? Bien, gracias.

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