Poner la tecnologia al servicio de los trabajadores

A la par de la transformación tecnológica de las economías, trabajadores de todo el mundo están haciendo lo que sea necesario (cruzar fronteras, cambiar de trabajo o empezar una empresa) para tener una chance de prosperar. Pero las redes de seguridad social no han cambiado al mismo ritmo, y esto a menudo deja sumamente vulnerables a los trabajadores en transición. ¿Qué hay que hacer para proteger a los trabajadores en el mercado laboral del futuro? En un pasado no tan distante, la mayoría de los trabajadores estaban empleados en una misma industria (a menudo en una misma empresa) durante la mayor parte de sus carreras. Pero hoy, casi 4% de las personas empleadas en la Unión Europea se encuentran en una situación laboral atípica (no cubiertas por un contrato a tiempo completo de duración indeterminada) o están autoempleadas. El estadounidense promedio en edad de trabajar tendrá 11 empleos a lo largo de su vida, y muchos trabajarán en más de un puesto a la vez. A nivel mundial, el McKinsey Global Institute calcula que en 2030, hasta 375 millones de trabajadores (14 % de la fuerza laboral) tendrán que pasarse a otra categoría ocupacional para satisfacer las necesidades de un mercado laboral cambiante. Además, conforme las máquinas se vuelvan cada vez más capaces, todos los trabajadores tendrán que adaptarse a la evolución de sus trabajos (adquirir nuevos conocimientos y habilidades). Si la automatización definirá el futuro del trabajo, el aprendizaje continuo determinará el futuro de los trabajadores, especialmente con el aumento de la expectativa de vida. Para lidiar con estos cambios sin sacrificar dignidad, autonomía o ambición, los trabajadores necesitarán una combinación de movilidad económica y seguridad financiera que puede proveerse mediante una nueva clase de red de seguridad social que ponga las prestaciones directamente en sus manos. La responsabilidad de desarrollar prestaciones universales portables no puede ser solo de los gobiernos. El sector privado también debe ayudar a garantizar que todos los trabajadores (inmigrantes, mineros o profesionales de ‘marketing’ por igual) tengan acceso a las herramientas y servicios que necesitan para obtener seguridad financiera hoy y mantenerse ágiles y productivos toda la vida. Algunas empresas innovadoras ya están dando ejemplos del uso de tecnología centrado en la gente que será el sostén de las redes de seguridad social del futuro. Un ejemplo es Jaza Duka (una alianza entre Mastercard, Unilever y el Kenya Commercial Bank), una plataforma digital que desde su lanzamiento en 2017, ayudó a garantizar a pequeños comerciantes el acceso a capital de trabajo que les permita competir y crecer. También hay que crear un marco común que permita la extensión de esos programas y su implementación en otros contextos. Conforme cambia la naturaleza del trabajo, lo mismo deben hacer los sistemas de prestaciones. Para ofrecer oportunidades y seguridad a todos y en cualquier lugar, en un tiempo de amplia disrupción tecnológica, los gobiernos y los actores del sector privado deben trabajar juntos para promover soluciones innovadoras que satisfagan las necesidades urgentes y cambiantes de los trabajadores. ¿Qué mejor modo de hacerlo que sacar provecho de las mismas tecnologías que están causando la conmoción?