Piratas en Guayaquil, la ciudad durante una epoca de miedo
En la etapa colonial, Guayaquil sufrió numerosos ataques de filibusteros. Su condición de puerto y eje fluvial y marítimo la volvían un botín muy apetecible.
Jacques L’Hermite. Muchos no recordarán este nombre, pero este personaje marcó una época en nuestra ciudad en la que ataques en barcos y saqueos al puerto se convirtieron en el pan de cada día.
L’Hermite, pirata holandés, con su fama de saqueador de puertos en el Viejo Continente decidió enrumbarse en una nueva travesía. Su objetivo: la ciudad de Guayaquil.
El historiador guayaquileño José Antonio Gómez Iturralde dice que el primer pirata que llegó fue L’Hermite, quien atacó Guayaquil en 1624.
Explica que en ese tiempo este era un puerto seguro en un río desconocido, con corrientes y bancos de arena, por lo que los piratas necesitaban capturar a un indígena en Puná para que les sirviera de práctico y los pudiera guiar, debido a que era un puerto protegido.
¿Pero por qué Guayaquil? Pues en ese entonces era un puerto con más de 60 millas de navegación, recibía todo el comercio que se repartía por la red fluvial del Guayas hacia la sierra del país y hacia el norte del Perú, por lo que se convertía en un botín atractivo para aquellos bandidos que cruzaban los mares.
Al hablar de Guayaquil, no solo hablamos de la gastronomía, su gente y sus atractivos turísticos, ya que la ciudad no siempre fue así. También tuvo sus episodios negros en los que se lloró, se perdió y muchos guayaquileños vivieron bajo el miedo que en ese tiempo les llegó.
En el siglo XVII ocurrió un episodio que no tenían previsto, mas sí sabían de su existencia: los piratas.
¿Pero quiénes fueron los piratas? Estos hombres tenebrosos que arriesgaban su vida por una libertad y una riqueza fácil, sin importarles si tenían una vida corta. Llegaron en un momento a pasar por Panamá hasta llegar al puerto de Guayaquil.
¿Y qué se llevaron? Pues desde el oro hasta las mujeres y niñas que los guayaquileños protegían en el momento del ataque. A su vez causaron el tan conocido incendio de 1687, en el cual se quemó gran parte de Guayaquil.
El historiador relata que ese incendio fue accidental, pues uno de los piratas había dejado una leña prendida a altas horas de la noche y, por un descuido, más de la mitad de la ciudad ya estaba bajo las llamas.
Si bien fue una etapa negra de nuestra ciudad, personajes como Jacob L’Hermite, Thomas Cavendish, Eduardo David, William Dampier y Woodes Rogers quedaron en nuestra historia y hoy forman parte importante de ella.
Los cañones del cerro Santa Ana son testigos fieles de las batallas que se desencadenaban en aquellos tiempos. En ellas está la sangre de guayaquileños que lucharon por proteger su tierra.
Autora: Vilma Mercedes Valencia Sánchez