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Piedras en los rinones

¿Se montaría, una y otra vez, a la montaña rusa si le dicen que esa es la mejor forma de expulsar un cálculo a los riñones?

Piedras en los riñones

¿Se montaría, una y otra vez, a la montaña rusa si le dicen que esa es la mejor forma de expulsar un cálculo a los riñones? Aunque pueda parecerle disparatado, la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, acaba de presentar un estudio sobre el tema y todo parece indicar que, después de unas cuantas subidas, no solo terminará con su corazón saltando (de la emoción o del susto), sino también con las piedras a punto de salir.

La investigación se hizo utilizando un modelo de silicona de un riñón que contenía orina y más de tres cálculos de distinto tamaño (ver subnota). Y lo que revelaron los científicos de esta universidad (la octava más grande de Estados Unidos), sorprendió a los especialistas locales, quienes dudan de que este tipo de entretenimiento tenga la repercusión esperada para la salud.

Es más, este estudio trajo de regreso el debate sobre esas interminables ‘recetas’ que han pasado de generación en generación y que muchos dan como ciertas. Pues si padece de cálculos renales, no faltará quien le diga que lo mejor para expulsarlos es que se ponga a brincar la cuerda, o que suba saltando las escaleras, hasta que los elimine. Incluso, sugieren una buena sesión de tenis, aunque no tenga ni idea de cómo se juega.

Claro, esas opciones deportivas van acompañadas de unos extraños brebajes. Así la gente corre a buscar pelusa de choclo o la famosa chancapiedra para acabar con esa molestia. ¿Pero esto realmente funciona?

Marcos Rendón, cirujano urólogo, autor de publicaciones científicas y docente, explica que el único ejercicio que funciona para los cálculos es la caminata. Y solo en los casos en los que sean pequeños, es decir, menores de seis milímetros y que ya están descendiendo. Por supuesto, una práctica que debe acompañarse de medicación. “Caminar, ni siquiera trotar. Lo demás no existe”, aclara.

¿Pero ponerse a brincar, podría ser dañino para el paciente? No. No va a generar ningún resultado, ni positivo ni negativo. Por eso, no le preocupa que muchas personas tengan tan arraigadas estas creencias que se nieguen a erradicarlas. Eso sí, pide que no se centren en esto y que hagan el tratamiento que le recomienda el médico.

Hay que tener en cuenta que la piedra no solo genera molestias, sino que al no ser expulsada, puede causar problemas severos a los riñones, que son órganos que, entre otras funciones, se encargan de eliminar las toxinas del organismo. Por eso, no crea que porque no siente dolor ya no están allí. Es mejor que se someta a exámenes para confirmar.

Pero también hay otra sugerencia muy difundida y es la del consumo de cerveza como una receta casi infalible.

¿Preferiría tomar diez vasos de agua seguidos o algunos vasos de cerveza?, pregunta Francisco Parra Ramos, cirujano urólogo especializado en México y jefe del Servicio de Urología del Hospital Alcívar. Sabe la respuesta, muchos, al tercer vaso de agua, quieren vomitar, pero no ocurre lo mismo con la cerveza, que algunos pacientes la toman como si fueran a una fiesta.

Y explica que funciona, pues genera líquidos. “Si a eso le suma medicamentos, entonces va muy bien”, dice.

Revela además que estas molestias son más comunes de lo que podría pensarse. A la consulta de los urólogos acuden, al menos, dos a tres pacientes por semana con cólico renal o con cálculo.

Por eso hay que hacerse chequeos periódicos (ver recomendaciones) y mucho más si en su familia existen antecedentes de generadores de piedras.

Recuerde que estos cálculos podrían generarle daños, pero también dolores que ni siquiera imagina.

El urólogo Jo Tsang Sunny explica que los dolores pueden confundirse con otro tipo de enfermedades, por lo que hay que prestar atención.

Resalta la necesidad de ingerir los ocho vasos recomendados de agua al día. Recuerda también que nuestra alimentación, rica en lácteos, sal y carnes, nos predispone. Por lo que pide poner un límite a lo que consumimos.

Evite esas molestias. Y recuerde que en brincar no está la solución.