El petroleo es nuestro

Desde el 2008 no existen ya ni la nación ecuatoriana ni el pueblo del Ecuador como una unidad. Somos “plurinacionales”. Muchas “naciones y pueblos”, porque las comunidades indígenas se autoperciben así, según su “cosmovisión” (hasta ahora no entiendo qué tiene que ver el cosmos en esto). Y como tienen su propio país dentro del Ecuador, acaban de designar su Parlamento. Antes, habían declarado un Estado de excepción. Solo les falta su propio presidente. Ya tienen su justicia que emana del mismo concepto con el que asolaron Quito y con el que resuelven todos sus problemas: la turba. No los jueces. Esto representa un atraso de 2.000 años de civilización. De ahí que enviarlos al páramo no tenga nada de racismo. Es la forma de decirles “en Guayaquil no van a hacer lo mismo que en Quito”. Sin cálculos. Sin importar la pérdida de votos. Por eso aquí pudimos dormir tranquilos sabiendo que no entrarían. Y si uno es guayaquileño, lo menos que puede es agradecer un gesto así. Si alguien mantiene su popularidad -no tengan la menor duda- es quien tuvo el valor de defender Guayaquil al costo que sea.

Pese a albergar verdaderas naciones en su seno, en España no están locos y no llegaron al extremo de convertirse en un Estado plurinacional. La nación vasca se remonta al Neolítico y su nacionalismo nace a fines del siglo XIX. Su lengua, el euskera, es única, pues sus raíces no guardan relación con ninguna. Cataluña es una nación antes de que existiera España. El origen de Barcelona se remonta al 218 a. C., cuando los romanos se establecieron en Montjuic. La rebelión de la nación catalana contra las tropas napoleónicas fue la más fuerte que existió en toda España en el siglo XVIII. Pero pese a ser verdaderas naciones, dentro del Estado español todos son españoles. Por eso, mientras aquí las supuestas “nacionalidades” se dedicaban al relajo, la justicia española condenaba a los separatistas catalanes a 13 años de prisión. La frase “el petróleo es nuestro” dicha por Jaime Vargas, es algo que da miedo. Dejemos ya la payasada y volvamos a ser una sola nación: la nación ecuatoriana.