
El personal del Roberto Gilbert desperto a su nino interior
Había una vez un departamento de desarrollo humano en un hospital de infantes que decidió que el Día del Niño tenía que ser diferente. Estaba el personal acostumbrado a pagar a animadores para que lleven un poco de diversión a los pequeños pacientes, p
Había una vez un departamento de desarrollo humano en un hospital de infantes que decidió que el Día del Niño tenía que ser diferente. Estaba el personal acostumbrado a pagar a animadores para que lleven un poco de diversión a los pequeños pacientes, pero necesitaban algo más.
Una vez planeada la fiesta, Blanca Nieves se puso a trabajar y coordinó toda la agenda a seguir con chicas de otros cuentos que la ayudaron como hadas madrinas, una era Caperucita Roja y otra Elsa, la princesa de Frozen.
Avisaron a los doctores que solo por ese miércoles tendrían que disfrazarse de algún personaje y ellas mismas atendieron los protocolos necesarios para que incluso los guardias se unan al juego.
Todo fue diversión. En unas salas había enfermeras vestidas de Minnie Mouse, en otras, los más queridos personajes de Plaza Sésamo tomaban el pulso a los niños.
¡Lo habían logrado! Por primera vez en la historia del reputado Roberto Gilbert, un Día del Niño era memorable; pero no porque todos aceptaron el reto de disfrazarse, sino porque juntos crearon un equipo de fantasía que hizo del agasajo una experiencia que quedará como anécdota y que seguro mejorará con el paso de los años, pues el objetivo es hacer de esta iniciativa una tradición en esa casa de salud.
El estrés que a diario se vive en un hospital quedó en segundo plano. “Hoy estamos de fiesta”. Blanca Nieves llevó risas a cada sala, se tomó fotos con los niños y coordinó con los doctores encargados de cada área los últimos detalles de la jornada.
Entre los médicos estuvo Raquel Morán. Ella solo dio una orden a su equipo de la sala D1: “Nada de brujas”. Buen consejo, en un Día del Niño, los villanos deben quedar de lado.
A Ariel, que acaba de operarse de las amígdalas, no le importó que no haya malos de cuentos. Tiene 7 años y a su cama llegaron varios disfrazados. “¿Y Hulk?”, preguntó. “No entra aquí, por eso no viene”, le dijo un enfermero.
En la sala B2, la doctora Isabel María Salcedo eligió ser princesa. Tiene 21 años en la entidad y nunca había vivido algo parecido. “Fue un Día del Niño diferente”, dijo vestida de rosa y portando una corona.
La verdadera fiesta de esta historia estuvo en los pasillos. Se vivió una locura completa. Había un Buzz Lightyear tomándose selfies, un Capitán América paseando, un pirata abrazando niños y muchos padres de familia encantados.
En el área de Consulta Externa, la Orquesta Sinfónica de Guayaquil puso el toque melódico. ‘Serenata nocturna’, ‘Viva la vida’ y ‘Plin plan plun’ fueron parte de un repertorio, que contó con la animación del catedrático Rodolfo Salas, gestor de eventos culturales de ese grupo musical.
Si algo dejó claro ayer el Roberto Gilbert es que, como dijo la doctora Salcedo, “todos llevamos algo de niños dentro”. Y aunque Blanca Nieves vuelve a ser hoy María José Guillén; Elsa, Nyckoll Navarro, y Caperucita Roja, Teresa Falconi. El Día del Niño en el hospital ya quedó registrado con un irrefutable final feliz. BIMP