Eduardo Michel Alzamora cantaba música andina en los buses, en Quito, luciendo siempre la vestimenta típica de su natal Cuzco, en Perú. También era chamán... Llegó a Ecuador hace varios años y se radicó en el sector de La Ferroviaria, sur de la capital.

El jueves pasado hallaron su cuerpo en la habitación que arrendaba, en un inmueble de color azul, en estado de descomposición. Con 52 años, el extranjero había muerto allí, solo con su perro, a 2.900 kilómetros de su tierra.

En las calles Medardo Alfaro y Hermandad Ferroviaria, donde vivía Eduardo, encontramos a sus amigos cercanos Daniel y Fernando Vázquez, quienes recordaron el paso del chamán peruano por Quito.

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Era muy conocido por los habitantes del sector. Cargaba instrumentos musicales y su ropa llamaba la atención. Además, sabían de las prácticas ancestrales que realizaba.

Una moradora, quien prefirió no revelar su nombre, recordó que el chamán alguna vez le dijo que utilizaba poderes ocultos y productos naturales para sus ceremonias. “Era una buena persona... vendía productos medicinales”, añadió.

El hombre también aconsejaba y orientaba a las personas que lo consultaban acerca del destino que les deparaba... Lamentablemente no pudo predecir su propio final.

Desaparición

Sus amigos, Daniel y Fernando, no sabían qué le había sucedido. Lo vieron por última vez el viernes 29 de noviembre, bebiendo y festejando por su cumpleaños. De ahí, nadie supo de él durante siete días.

La mañana del jueves, una vecina que caminaba por el estrecho pasillo del tercer piso del edificio azul percibió un mal olor que la dejó intrigada. La fetidez salía del interior del cuarto que arrendaba el Eduardo. Enseguida pidió ayuda a la Policía, que llegó al cuarto y encontró la puerta con seguro.

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Los uniformados la abrieron y allí encontraron al hombre muerto sobre la cama, un perrito permaneció varios días junto al cadáver de su amo. Él único testigo de sus últimos segundos de vida. Según las indagaciones preliminares, Eduardo sufrió una intoxicación alcohólica.

Soledad

Los amigos del chamán cuentan que su ‘pana’ no solo bebía por su cumpleaños, al parecer, lo hacía con frecuencia porque la pena lo invadía. Estaba separado de su esposa e hijos. Dijeron que la vida que llevaba Eduardo era muy triste porque se sentía solo, su mascota era única compañía.

Ahora esperan que allegados de Eduardo lleguen a la capital para realizar los trámites en el anfiteatro y pueda recibir cristiana sepultura.