Pequenas diferencias

No puede ser que te demores tanto para arreglarte y salir... Levanta la tapa cuando vayas al baño. O el típico: ¿por qué siempre (con énfasis en "siempre") haces lo mismo? Ejemplifican el tipo de discusión tonta tan común de la vida en pareja.

Lamentablemente, apenas somos capaces de notar que las peleas más comunes con las personas que nos son más cercanas tienden a versar sobre adefesios. Por ello quizá nos pasa desapercibido que eso es exactamente lo que están viviendo los políticos de Alianza PAIS. Como si no fuera urgente para la ciudadanía que discutan sobre los temas de fondo, se la pasan peleando por nimiedades.

Narcisismo de las pequeñas diferencias se llama el fenómeno que pone a polemizar sobre pequeñeces a las personas cuando tienen más en común que lo que tienen de distinto. El nombre se lo puso nada más y nada menos que Freud, a quien francamente quisiera tener por aquí a la mano para comentar tanta rara patología.

Me rebelo contra la idea de que los políticos oficialistas sofoquen la reactivación de la economía o la fiscalización de los evidentes casos de corrupción bajo pequeños desacuerdos de chismógrafo escolar. Parece que estuviéramos repasando la clase de castellano, en la que se enseña el uso de adjetivos... y que algunos estudiantes necesitan repasar con sus progenitores.

La oposición no se queda atrás. Que si el presunto delito del vicepresidente es asociación ilícita, enriquecimiento ilícito o peculado; si se requiere consulta o enmienda para tal o cual cosa, o simplemente si el presidente está muy muy o tan tan.

Una vez que desapareció del mapa el omnipresente Correa, parece que empezaron a escasear las grandes tesis que aglutinan muchas y grandes voluntades.

Deberíamos todos forzarnos a pensar cuántos de esos grandes temas realmente se han resuelto en estos cien días. Cuántos parecen estar por resolverse pronto y cuántos se encuentran aún rehenes de estos narcisismos de las pequeñas diferencias. Para liberarlos.