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Pensar en el interes nacional

Si se mira con simplicidad, no ajena también a una alta cuota de cinismo, no debe llamar la atención que determinadas posturas sectarias hayan impuesto al presidente Moreno integrar la terna para reemplazar al vicepresidente de la República, exclusivamente con militantes de Alianza PAIS.

El argumento es sencillo: PAIS fue la agrupación que ganó las elecciones y por tanto, ante la ausencia del vicepresidente, es de justicia reemplazarlo con otro miembro del partido gobernante.

Se olvida, motivados por la preservación de sus intereses, soslayando los del Ecuador, que ese partido gobernante, durante los diez años que mantuvo el control de todas las funciones del Estado, cayó en una enorme postración ética, dando lugar a que el propio actual presidente de la República se refiera a ella calificándola como: “una corrupción espeluznante”.

¿Se sienten los militantes de Alianza PAIS con derecho a imponer una terna que garantice que conserven la posibilidad de suceder a quien así se expresó?

Sin negar la segura existencia entre los miembros del partido gobernante de ciudadanas o ciudadanos que podrían ejercer la Vicepresidencia de la República, contando con los méritos para ello requeridos, conviene recordar que Alianza PAIS ha perdido la vicepresidencia en razón de actos delincuenciales que han causado amplio perjuicio a la imagen y al patrimonio nacionales, y que conserva la Presidencia de la República luego de un controvertido proceso electoral, que hubiese hecho de elemental conveniencia buscar consolidar a quien la ejerce, ampliando la base de su respaldo con la incorporación de sectores ajenos a los años oscuros de la prepotencia y la tentación totalitaria.

No haberlo hecho, procurando la consolidación hegemónica de Alianza PAIS, es un retroceso inaceptable frente a la esperanza de cambio en las formas, pero también en cuanto a la ejemplaridad pública, que deben emanar de la primera magistratura, más todavía cuando ha quedado muy claro que los intereses de Alianza PAIS son absolutamente ajenos a los del Ecuador, pues contradicen una definida voluntad democrática sostenida por la voluntad de servicio a las mayorías en el marco de una inquebrantable ética pública.

Hubiese cabido entonces invocar una patriótica reflexión por parte de quien sabe que los designados en la terna podrían sucederlo.