El pendejometro

En el argot popular darle largas a un determinado asunto, de manera tal que se genere la imagen de que se está trabajando en la solución, más cuando la realidad revela que no existió ninguna intención de solucionar nada, a dicha actitud se la denomina aplicar “el pendejómetro”. Traigo a colación tal expresión, primero, en referencia a una de las preguntas que serán objeto de la consulta popular el próximo 4 de febrero.

La pregunta #3 de esta consulta popular dice: “Para garantizar el principio de alternabilidad, ¿está usted de acuerdo con enmendar la Constitución de la República del Ecuador para que todas las autoridades de elección popular puedan ser reelectas por una sola vez para el mismo cargo, recuperando el mandato de la Constitución de Montecristi y dejando sin efecto la reelección indefinida aprobada mediante enmienda por la Asamblea Nacional de diciembre de 2015? Cabe realizar la siguiente consideración al respecto: Si “la voz del pueblo (el mandante) es la voz de Dios”, los mandatarios deben actuar conforme a la voluntad del mandante. En el presente caso la voluntad popular es que quienes ocuparon antes un cargo determinado de elección popular, no puedan de ninguna manera o subterfugio acceder al mismo y ocuparlo así indefinidamente. La pregunta # 3 no cumple con la voluntad del mandante, ya que la frase “para el mismo cargo”, deja la puerta abierta para que quien fue presidente participe en binomio como candidato a la vicepresidencia, y luego acceda a la presidencia, por renuncia, destitución, (serruchazo), imposibilidad, o abandono del cargo del titular. Lo mismo cabe para las autoridades de los gobiernos autónomos descentralizados GADS municipales.

Segundo, burla también la voluntad popular, cuando a los funcionarios destituidos por Contraloría, se los “premia” reubicándolos en otros cargos o en delegaciones diplomáticas. Con dichas actitudes, ningún gobernante puede pretender obtener credibilidad y/o confianza en su palabra; por el contrario, la percepción e impresión que genera es la de engaño, es decir que se nos está aplicando “el pendejómetro”.