Búsqueda. Autoridades y voluntarios supervisan el trabajo para retirar los escombros y buscar a las víctimas del sismo. El trabajo es desolador.

Pedernales pide mas ataudes para enterrar a sus muertos que se velan en las calles

Un espacio luminoso se veía en la vía que conecta Santo Domingo de los Tsáchilas con Pedernales, en Manabí. Era una capilla ardiente para Luz María Celorio, que murió en el terremoto.

Un espacio luminoso se veía en la vía que conecta Santo Domingo de los Tsáchilas con Pedernales, en Manabí. Era una capilla ardiente para Luz María Celorio, que murió en el terremoto.

Una de las paredes de su casa cayó sobre ella y le destrozó el cráneo. Lo contó a EXPRESO su esposo Julio Medranda, mientras tomaba agua para calmar los nervios y esconder el miedo.

“Pasamos las vacaciones en una camaronera, en Cojimíes. Allí hicimos una casa porque ella ya no quería vivir en Pedernales. Pero la muerte sobrevino antes de cumplirle ese sueño”, dijo.

Nueve velas acompañaban al féretro color café. Era una mujer de corazón alegre que se disponía a preparar la comida en el momento en que tembló la tierra, comentó.

La muerte de Celorio es una entre las 106 que se contabilizaron en Pedernales hasta el domingo por la noche, confirmó el fiscal Galo Chiriboga. Pero, según las autoridades la cifra subió a 147 hasta el cierre de esta edición.

Luz Preciado Cagua, su hija Laura Cedeño, y una amiga de ambas, Karina Cortez, también están en la lista de fallecidos. A las tres las unía la religión evangélica y, cada sábado, asistían a su iglesia.

La noche de la tragedia, Cortez estaba acompañada por dos de sus cuatro hijos. “Tomó un carro, mientras yo caminé. Pero la tierra estalló”, detalló su marido, Segundo Quiñónez. En el templo las paredes temblaron y se cayeron, al igual que en el 60 % de viviendas de Pedernales.

Cortez alcanzó a cubrir, con sus brazos a su hijo más pequeño, eso lo salvó de la muerte. Pero ella no lo verá crecer.

Pedernales, la cuna de la cultura Jama-Coaque, es uno de los sitios más devastados por el movimiento telúrico, en la provincia. “Está destruido, pero la búsqueda de personas entre los escombros continúa”, dicen los tuits desde esa ciudad.

También los rescatistas lograron salvar a 15 personas que estaban debajo de las casas. Pero, quizá, lo más conmovedor ha sido el pedido del alcalde, Gabriel Alcívar: “ataúdes porque la gente vela a sus muertos en la calle”.

En este cantón manabita, de 1.932 km cuadrados y 55.128 habitantes, como dijo el mismo alcalde, “no colapsaron cinco casas, sino un pueblo entero”. MAG