Peter Sherling, médico alemán atiende a una joven  con un problema en un brazo por causa del terremoto.

En Pedernales aun hay temor

El viernes los peritos desenterraron otros dos cuerpos, que fueron llevados al Centro Forense de Santo Domingo de Los Tsáchilas. En ese lugar serán analizados antes de extender el acta de defunción.

El temor en Pedernales sigue latente. A un mes del terremoto que devastó el 80 % de la ciudad, cualquier ruido extraño o movimiento, provocado por la maquinaria pesada, hace que la gente reviva la noche del 16 de abril.

Algunos prefieren no salir de los cuatro albergues instalados. Tienen pena de ver el poblado destruido y otros, como Amaro Toral, no abandonan su casa pese a que le han dicho que tiene daños irreparables.

La noche del viernes este extrabajador de la construcción, sentado en el portal de su vivienda veía hacia una calle oscura. Parecía que observaba el paso de dos policías que vigilaban el lugar, pero en realidad tenía la mirada perdida.

Toral contó a EXPRESO que “dando gracias a Dios, las pérdidas solo fueron laborales y materiales”. Nadie de su familia falleció pero la empresa en la que laboraba le comunicó que se iba. “A eso súmele que me dicen que hay que tumbar la casa. Pedí una nueva revisión, mientras tanto yo me quedo cuidando las cosas que hemos comprado con tanto esfuerzo. Al albergue, por ahora no vamos”, contó a este Diario.

En la zona comercial de Pedernales algunos locales empezaron a atender. Se puede encontrar farmacias, tiendas de ropa y de víveres o restaurantes que no se cayeron. Incluso hay atención en las veredas.

Otros, como Elba Soledispa, aún no sabe cómo reactivar sus negocios. Junto a su esposo brindó por 30 años el servicio de corte de aluminio y elaboración de ventanas. Tras el terremoto colapsó el taller y apenas pudieron rescatar dos máquinas cortadoras. También se le cayó la casa que habitaba y ahora, ellos y dos hijos, viven en un galpón sin paredes que les prestó una vecina.

Los días posteriores al sismo en este poblado hubo gran cantidad de rescatistas y voluntarios. Ese panorama ha cambiado y ahora hay policías y militares en la zona. En los albergues administrados por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) hay personal de la Cruz Roja, Acnur y Aldeas Infantiles S.O.S. que brindan ayuda psicológica y social.

Marco Cedillo, coordinador de Emergencias de S.O.S., contó que luego de 30 días del terremoto es importante brindar apoyo a las personas afectadas porque en esta etapa se empieza a volver a la realidad.

“Muchos comienzan a darse cuenta que prácticamente se quedaron sin nada, tanto en lo material como en lo familiar. Eso genera procesos postraumáticos que se manifiestan en cambios de carácter, discusiones dentro de los albergues y esas energías hay que canalizar”, dijo Cedillo.

Este estrés también genera dolores de estómago, afecciones respiratorias, incluso fiebres sin motivo aparente, explicó Magdalena Schlichtinger, médico que llegó con la fundación MHW de Alemania. Eso lo sufrió Dora Cusme, albergada en el refugio nuevo terminal, al norte de Pedernales. Ella y sus dos hijas han tenido que adaptarse a las nuevas condiciones de vida.