Paz en sus tumbas

Sin duda Montañita es el más paradisíaco balneario del Ecuador, por lo que no resulta nada extraño que las dos jóvenes argentinas, Marina Menegazzo y María José Coni, hayan retornado a él después de descubrirlo.

Es cierto que en Montañita se consume todo tipo de drogas, sin embargo nunca antes ha habido crímenes de ninguna clase. Se lo recuerda siempre como un lugar hermoso, acogedor y pacífico, sobre todo.

A pesar de ello, nunca puede descartarse la posibilidad de que desadaptados cometan un crimen atroz como el ocurrido con las dos jóvenes argentinas, que por las circunstancias en que se dio tiene que ser sancionado con el máximo rigor contra sus autores, ya capturados y confesos.

Uno de ellos es precisamente un individuo radicado hacía cuatro años en el balneario y a quien el Cabildo comunal había contratado para que brindara seguridad a locales y extranjeros, como los comuneros se lo reprocharon a gritos cuando los responsables fueron capturados, siendo el otro miembro de una comuna vecina.

El hecho pone en evidencia también las graves fallas por omisión de los Ministerios de Turismo y del Interior para proveer a Montañita de seguridad, principalmente, y de infraestructura sanitaria, que es por lo que ha venido clamando desde hace más de una década la Cámara Provincial de Turismo de Santa Elena.

Por eso, tratándose del tercer ícono de importancia turística del Ecuador, después de Quito y Galápagos, como se ha destacado internacionalmente, es imperdonable que no se lo haya hecho hasta ahora, pese a que los ministros involucrados digan que está en sus agendas, sin señalar ninguna medida inmediata de seguridad para proteger a los turistas, pues es insólito, casi hasta el ridículo, que esta sea un servicio contratado a dedo por el Cabildo comunal y que no esté a cargo de la Policía Nacional.

Y de la infraestructura sanitaria mejor ni hablar, pese al creciente número de hoteles y hostales que proliferan en el sector.

Pero se sigue proclamando que según las estadísticas Ecuador es un país ejemplar, como para que nada nos quite el sueño.

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