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Paz si, impunidad no

Los gobiernos del socialismo del siglo XXI han enarbolado la bandera de la lucha contra “el imperialismo capitalista”, abanderando la lucha por la “igualdad, equidad y defensa de los derechos humanos”, retórica que se esfuma ante denuncias contra la mayoría de dichos gobiernos de opresión y corrupción. Gobiernos cuyos territorios, en algunos casos, han sido lugar de acogida o reposo de grupos terroristas o grupos vinculados a los grandes carteles de la droga (narcoterroristas); tal es el caso de denuncias de la comunidad internacional que pesan sobre el Gobierno Socialista Revolucionario Bolivariano de Venezuela.

De igual forma, tales acusaciones fueron realizadas contra el Gobierno ecuatoriano por el expresidente colombiano Álvaro Uribe, tras el ataque al campamento clandestino de las FARC en Angostura, provincia de Sucumbíos, en el Oriente Ecuatoriano.

Cincuenta y dos años de secuestros, asesinatos, robos, como medio justificativo de “presión” y financiamiento de una lucha que mutó de ideológica a lucha por poder económico y político, al momento que las FARC se convirtieron en “guardia pretoriana del narcotráfico”.

La convivencia pacífica es el deber ser de la sociedad en el contexto mundial, por lo que su violación, como en casos de asesinatos, privación grave de la libertad física, violación, tortura, esclavitud sexual, prostitución forzada, etc., actos atentatorios a la integridad física y, o mental, cometidos de manera sistemática contra la población civil, son calificados como delitos de lesa humanidad, según el estatuto de Roma de la Corte Internacional Penal.

Pasar por alto el Estatuto de Roma como el precio a pagar para conseguir la paz es caer en la máxima de Maquiavelo: “el fin justifica los medios”, sentando un nefasto precedente al otorgarle poder e impunidad a un grupo de delincuentes, “autodenominados combatientes socialistas revolucionarios”, restando importancia al sufrimiento de una sociedad que fue obligada a convivir con el terror y el dolor; que quiere la paz, pero con justicia y sin impunidad.

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