La estrategia será vital. En la antesala de una nueva movilización vaticinada por el sector indígena, analistas consultados por EXPRESO señalan que las 'salidas' del Ejecutivo para evitarla son casi nulas. Por el contrario, según indican, el gobierno nacional debería tomar decisiones claves para 'sofocar' la paralización lo antes posible para reducir afectaciones.

"La guerra se gana antes de entrar al campo de batalla", señala Pedro Donoso, analista político, quien indica que sería un error del gobierno nacional enfocar su estrategia a intentar evitar una movilización que "es inevitable". En ese sentido, según continúa, las acciones del Ejecutivo deberían estar encaminadas a quitar argumentos y base social a la paralización.

Una primera muestra de ello, según explica Donoso, se puede observar en la reacción y el manejo del asesinato del líder indígena, Eduardo Mendúa. "Es supremamente importante lo que ha hecho (el Ejecutivo) para bajar la tensión", continúa y señala que el gobierno también podría optar por medidas de 'shock' que resuelvan los problemas de la gente a corto plazo.

"El problema es que el gobierno siempre habla en futuro", indica Donoso y hace hincapié en que, en lugar de que el ministro Henry Cucalón se grabe hablando de cifras, el Ejecutivo podría, por ejemplo, declarar la focalización del precio de los combustibles. "Eso no va a evitar el calentamiento de las calles, pero le quita base social y argumentos", destaca.

Sin embargo, según Ismael Quintana, constitucionalista, estas acciones podrían generar un efecto adverso, ya que "el gobierno se ha dejado imponer del movimiento indígena" y "cuando al señor Leonidas Iza se le conceden cierto aspectos, quiere más". Por el contrario, según continúa, el Ejecutivo debería desconcentrar el conflicto y aperturar el diálogo con los demás sectores sociales para quitar base social a la vaticinada paralización.

"La mejor manera de desactivar esto (el paro) es sentarse y dialogar con las varias bases del movimiento indígena y de sectores sociales, escuchar sus propuestas y entrar en un proceso de negociación", continúa Quintana y advierte que, en el caso que el gobierno apueste por esta vía, el Ejecutivo no debería dejar imponerse como en la paralización de junio de 2022.

Al igual que Donoso, Quintana señala que otra forma de menguar los efectos de una movilización sería que el flamante ministro de Gobierno demuestre que el régimen sí ha cumplido con los acuerdos establecidos en el último paro. "Si (el Ejecutivo) dice que temas como la focalización de combustibles recién se va a cristalizar el septiembre, está dejando un caldo de cultivo para que haya un nuevo levantamiento indígena", advierte.

Asimismo, tanto Donoso como Quintana, señala que si el gobierno no pasa del discurso a las acciones, el germen de una nueva paralización continuará desarrollándose hasta que en un par de semanas o meses se cristalice en una nueva movilización. Además, señalan que la intensidad de la misma estaría sujeta a lo que la Asamblea Nacional resuelva sobre la posible recomendación del juicio político al primer mandatario Guillermo Lasso.