Panorama

Los últimos acontecimientos acaecidos en Alemania, Irak, Afganistán y Francia, de orígenes diversos, algunos de ellos reivindicados por el Estado Islámico, y otros como el tiroteo en un centro comercial alemán, realizado por un joven germano iraní que no cumplía aún los veinte años y que habría sido víctima del “bullying”, dejan una estela de horror y temor en el mundo.

Hace menos de un mes la comunidad internacional había vivido ya la toma de rehenes en un restaurante ubicado en Bangladesh, cuyos atacantes eran jóvenes universitarios de familias acomodadas del lugar, la mayoría de ellos educados en centros privados, todos menores de treinta años.

Ante estos recientes acontecimientos, la humanidad se enfrenta con dos grandes problemas: una posible corriente xenófoba que podría generarse luego de estos ataques; y el enfrentar una guerra sangrienta que se realiza en nombre de la religión, algo que la historia ya nos ha mostrado a lo largo de los tiempos.

Frente a este preocupante panorama, los líderes mundiales van a jugar un rol decisivo en los siguientes años, en los cuales el manejo serio y responsable del problema será determinante para afrontar la situación actual y un futuro que no es lejano.

Podemos preguntarnos: ¿qué rol jugamos los ciudadanos de los diversos Estados y cómo contribuimos para ayudar en algo a la solución de este problema? Nuestro papel es tomar decisiones responsables y objetivas sobre los temas que involucran a la sociedad. Así, decisiones que se toman en un país y que parecen lejanas para otros, influyen en la humanidad; por ejemplo, una Europa unida permite afrontar el terrorismo de una manera distinta que una dividida.

Otro ejemplo de gran importancia en este año es la elección presidencial en Estados Unidos, ya que los estadounidenses elegirán no solo a su presidente sino también al representante de una de las naciones más poderosas, en un momento crucial.

En esa perspectiva, los ciudadanos del mundo debemos ser conscientes de los efectos de nuestras decisiones en tiempos convulsionados, mirando un poco más allá de nuestras fronteras.

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