Si es emprendedor, freelance o maneja una microempresa, ya puede olvidarse del wifi lento, del exceso de ruido en los lugares públicos y todas esas distracciones en casa que no le permiten trabajar. Para solucionar esto nació Panal Coworking, un espacio de trabajo y oficinas creadas para compartir y crecer junto a una comunidad que inspira.

Todo inició en Nueva York, cuando Cristina Florido (26), quien estudiaba Negocios Internacionales en la Roger Williams University, conoció a Sebastián Romero (29), de Economía y Finanzas. Donde para realizar sus proyectos universitarios y reuniones, los coworkings en la ciudad estadounidense eran tendencia y la opción más práctica. “Sebastián y yo siempre pensábamos en emprender. Nos preguntábamos qué podíamos hacer, vender. Entonces teníamos ese bicho de querer hacer algo”, confesó la emprendedora certificada en diseño gráfico en el Pratt Institute.

Fue al regresar a Ecuador cuando encontraron una problemática: trabajar desde casa no era tan fácil, uno se aísla y tiene las distracciones comunes que perjudican la productividad. Y decidieron el año pasado inaugurar su propio espacio de trabajo compartido ubicado en el edificio Del Portal, vía Samborondón, y en menos de un año de su inauguración acaba de abrir su segunda sede en Sky Building, a la salida del aeropuerto José Joaquín de Olmedo en Guayaquil. Donde trabajan con un aproximado de 30 profesionales, entre ellos emprendedores de las marcas como Deví, Landing Studio, Dim Studio, Lumiboxx y Wild Coffee.

Sus planes y precios varían según la necesidad. Al día (de 09:00 a 18:00), si busca escapar de la típica cafetería o desea reunirse con clientes $ 15; para un espacio mensual de coworking $ 100; si desea un escritorio asignado $ 250 al mes, y si ya cuenta con su microempresa y necesita su propia oficina para usted y su equipo, $ 500. La buena noticia es que Panal Coworking se encarga de todos los dolores de cabeza de cualquier dueño de un negocio, como los servicios básicos (luz, agua, Internet, vigilancia), hasta el café y snacks ilimitados.

Su nombre se inspiró en un panal de abejas, por la comunidad que crean los insectos y su trabajo en equipo. “Esa era la idea, crear un espacio en donde todo el mundo se dedicara a lo suyo, pero que todos trabajemos para el mismo bien, que es llevar nuestro negocio a un siguiente nivel y hacer más emprendimiento en Guayaquil”, concluyó Cristina.