Entrenamientos. El remero guayaquileño de 24 años, Gabriel Solá, regresó del Preolímpico de Chile y retomó los entrenamientos con miras a Río 2016. Su objetivo es reducir la marca en la categoría abierta individual.

Paladas de esperanza

Hace exactamente un año, Gabriel Solá deambulaba por las calles de Guayaquil sin saber qué hacer. Con 24 años, había dejado una carrera universitaria inconclusa, no tenía empleo y lo único que sabía era remar. Ante eso, la opción era una sola: dejar el

Hace exactamente un año, Gabriel Solá deambulaba por las calles de Guayaquil sin saber qué hacer. Con 24 años, había dejado una carrera universitaria inconclusa, no tenía empleo y lo único que sabía era remar. Ante eso, la opción era una sola: dejar el deporte y dedicarse de lleno a hacer dinero.

Siete años en la actividad, con múltiples títulos nacionales y una medalla de plata en Juegos Bolivarianos de Playa, iban a ser el fin sin imaginar que la palada más importante estaba por darla en el Preolímpico de Chile que se disputó hace poco menos de un mes en Valparaíso, Chile. Allí Solá se convirtió en el primer remero ecuatoriano en clasificar a unos Juegos Olímpicos, los de Río 2016, superando incluso sus propias expectativas al cronometrar 7 minutos y 14 segundos en la prueba de 2.000 m, categoría abierta individual.

¿Qué lo llevó a no dar el paso al vacío? Cuando Gabriel fue a notificar su retiro a la Federación Ecuatoriana de Remo habló con Paulo Salavarría, actual titular del organismo, quien le ofreció trabajar en la entidad hasta ser inscrito en el Plan de Alto Rendimiento y así cubrir en algo sus necesidades. El resto es historia.

El guayaquileño de 24 años y 75 kilogramos de peso, acostumbrado a competir en la categoría ligera (72 kg), dio el salto a la división abierta (olímpica) y acudió en agosto a la Copa Mundo en Brasil y luego, en noviembre, al Campeonato Mundial Coastal, en Perú. En ambos eventos fue la primera vez que deportistas ecuatorianos de esta disciplina acudían.

“Todo sucedió muy rápido. La preparación, competencia y clasificación”, dice aún exhorto con una sonrisa Gabriel.

“Ecuador tiene costas, por ende es un país remero por tradición donde existen excelentes exponentes y era imposible que esto -clasificar a unos Olímpicos- no haya sucedido”, remarcó el joven quien a los 17 años conoció el deporte por la curiosidad de pasar todos los días por el puente de la 17 (suburbio de Guayaquil) y ver a las embarcaciones navegar.

“No es un logro solo mío. Es de entrenadores, dirigentes y también de los cientos de deportistas que sueñan con algún día ir a unos Juegos. Sé que la clasificación hará que el deporte crezca”, dijo seguro el atleta.

Con la misma humildad de sus palabras, Solá volvió de Chile, descansó poco más de una semana y regresó a las aguas del estero Salado, en Guayaquil, donde entrena 5 veces por semana, a doble jornada con el igual ahínco. Su cronograma de preparación para Río 2016 abarcará concentrados y torneos internacionales que en estos días se definirán.