Padrastro y padres OK

Nunca los políticos han sido ‘padres de la patria’. Tampoco los grandes líderes, estadistas, conductores y valiosos constructores de ella. Si así fuera sería absurdo hablar de “madre desconocida”. Histórica e historiográficamente no se puede precisar tiempo, lugar y año a quien se le ocurrió esta infeliz y ridícula idea.

El padre es una figura simbólica y hombre real. No puede comparase con los políticos. Ellos no lo son. Algunos generalmente tienden a comportarse como padrastros abusivos. Llegan a ser y a hacer como el tuitero solitario, narcisista y psicótico de antes de mayo 25: déspota, autoritario, entrometido, intratable, intolerable e insufrible.

No pudo ser estadista. Quiere seguir en el escenario nacional como imán y ayatola de creyentes de AP y la RC. Pero, en 10 años fue un padrastro megalómano de los ecuatorianos. Por eso en este día del padre es preciso no pensar en los políticos, sino en aquellos que construyen, recrean y tejen relaciones de igualdad, buen trato, diálogo, comprensión, ternura y transmisión de valores a sus hijos. Hoy no pensemos en aquellos que no se resignan a morir pues la historia los puso en el basurero. Y ahí quedarán con sus PhD y “honoris causa”, como un mal recuerdo de una patología y epidemia que afectó una década al país.

Mejor dialoguemos y reconozcamos la generosa contribución que hacen los hombres de toda condición social para que sus hijos no los vean como proveedor, como gritón o como el que tiene la última y la única palabra en los hechos de la vida, sino como el amigo del camino para formar espíritus, conductas, valores y destinos.

Los hijos cuando hablan del padre no usan el calificativo sino luego de decir que fue dialogante, comprensivo y compasivo, abierto, tolerante de diferencias y discrepancias; no impositivo sino atento a entendernos como sujetos diferentes. Hablan de que transmitió saberes, aprendizajes y valores para vencer en la ruta de la vida. Después dicen que fue buen padre.

Este día mercantil úsenlo para saber cómo su padre se hizo, aprendiendo a ser ese símbolo, nombre y recuerdo al cual siguen apegados, y rindiéndole tributo por siempre.