Jornada. Manifestantes mientras chocan con fuerzas de seguridad durante una protesta, ayer en Caracas.

La oposicion afirma el pulso contra Maduro

Desafiando gases lacrimógenos, decenas de miles de personas salieron ayer a las calles de Venezuela para exigir el fin del gobierno de Nicolás Maduro, al cumplirse 50 días de las protestas que dejan 47 muertos.

Desafiando gases lacrimógenos, decenas de miles de personas salieron ayer a las calles de Venezuela para exigir el fin del gobierno de Nicolás Maduro, al cumplirse 50 días de las protestas que dejan 47 muertos.

Más de 40.000 personas, según la agencia AFP, protestaron en San Cristóbal, en el estado de Táchira, fronterizo con Colombia, hacia donde Maduro ordenó el envío de 2.600 militares tras disturbios y saqueos la semana pasada.

En Caracas, gases lacrimógenos fueron dispersados contra los más de 10.000 opositores que caminaron hacia el Ministerio del Interior en el centro de la capital.

A media tarde, eran menos de los cientos de miles que se congregaron el 19 de abril, la más multitudinaria de esta ola de protestas que en siete semanas también ha dejado cientos de heridos y 2.200 detenidos.

“Esto ha sido una masacre contra el pueblo, pero a pesar de todo, mientras más represión, más resistencia y lucha por Venezuela”, dijo enardecido el líder opositor Henrique Capriles, antes de iniciar la caminata hacia el Ministerio del Interior. “Bandido, corrupto, vas para afuera”, gritó.

Crecidos bajo la revolución que desde 1999 vive Venezuela, los millennials, sin distingo de clases, se han convertido en la vanguardia de las protestas.

Abrazos, choques de manos y hasta rap se escuchaba ayer en la plaza Altamira, en el este de Caracas, que estaba repleta de “chamos”, muchos con el torso descubierto.

Un joven de 23 años que se identificó como Christian, dijo que vive en la zona de San Agustín del Sur, en el oeste capitalino. Confesó que se desplaza hasta el acomodado este porque en su barrio “todo lo tienen tomado ellos (los chavistas), todo es miedo”.

También Johan, un joven de 22 años con un hijo de 2 que lleva en su brazo un tatuaje con la firma del presidente Hugo Chávez, defendió su derecho a protestar, ya que, a su juicio, “el camino se desvió”. “Estoy aquí por mi derecho al voto, ya debería haber elecciones. Estoy aquí por mi derecho al trabajo, por mi país y por mi hijo”.

En otra parte de la ciudad, estaba previsto que Maduro reciba en el Palacio presidencial de Miraflores a más de dos mil trabajadores, que marcharon en respaldo a la Asamblea Constituyente “popular” convocada por el mandatario.

El país está completamente dividido y casi paralizado, en medio de un colapso económico que genera una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI escalará a 720 % este año. Un coctel que se complementa con altos índices de criminalidad.

La única salida para la aguda crisis política es la realización de elecciones generales y para ello llegó el momento de la “negociación definitiva”, afirmó el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.

Esta nueva oleada de marchas se desató luego de que el Tribunal Supremo de Justicia -acusado por la oposición de servir al gobierno- asumiera el 30 de marzo, temporalmente, las funciones del Parlamento.