Arte. Harutyunyan alistó los últimos detalles ayer junto a sus músicos.

La opera prima de David Harutyunyan se estrenara hoy

Dirigir una orquesta es un trabajo que demanda de mucha dedicación y, sobre todo, de mucho tiempo.

Dirigir una orquesta es un trabajo que demanda de mucha dedicación y, sobre todo, de mucho tiempo.

Armar repertorios, hacer arreglos musicales de otros compositores, adaptaciones para la orquesta y lidiar con trabajos administrativos están entre las labores que David Harutyunyan, director la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, debe desempeñar a diario y que son parte de un ciclo que, cree, ya está terminado.

Es por eso que el armenio, nacionalizado ecuatoriano, decidió trabajar en su tercera sinfonía llamada en latín “Opus Cumpletur”, que significa “trabajo terminado”.

“Decidí liberar todo ese material que tengo en mi cabeza y llevo la esperanza de comenzar otro ciclo en mi vida”, explicó este.

Comenzó a componer la sinfonía en septiembre de 2015 y la terminó en enero del presente año.

Luego la grabó con la orquesta que dirige, pero la estrenó en Bielorrusa con la Orquesta Sinfónica de Radio y Televisión del mismo país.

Esta será la primera vez que presente la ópera con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, y por ende tiene un valor significativo para el músico.

Muy humilde en sus palabras, palpando el recuerdo de cada uno de sus colegas, confiesa que la sinfonía fue inspirada en cada uno de ellos, imaginando cómo pueden interpretar la música, los timbres de sus instrumentos, su forma de sentir y comprender cada composición.

La sinfonía es también su respuesta a un mundo que está cambiando en una forma muy desconocida, y que avanza, dice, de manera negativa.

“Con todas las guerras, cambios sociopolíticos, espirituales, cívicos se aprecia que el mundo está loco y siempre esta locura agarra alguna justificación. Para mí no tiene justificación”, comentó.

El maestro, nacido en un mundo de arte, de padres músicos y abuelo pintor, es partícipe del libre pensamiento, expresa que cada persona puede interpretar y sentir su música de diferentes formas.

“Todos encontramos en la música diferentes contenidos, explicarla sería cambiar lo que puedas llegar a sentir, lo que a mí me puede gustar a otros quizás no le agrade y de eso se trata. Ese es el verdadero sentido de la música”.

La Orquesta Sinfónica, con la que estrena hoy su obra en el Teatro Sánchez Aguilar, está compuesta por 90 músicos. El evento es gratuito.