La opera mas popular

bohème se estrenó en el Teatro Regio de Turín el 1 de febrero de 1896; la dirigió un joven Arturo Toscanini. Tuvo fría acogida del público y de la crítica. En la actualidad es una de las óperas más destacadas del repertorio; la cuarta más representada en todo el mundo del 2005 al 2010 y la primera en el Metropolitano de Nueva York hasta 2015, con 1.274 representaciones. Es una obra maestra, no solo de la ópera, sino del melodrama en general. Sin la textura de la música sería solo una bella historia: chico pobre se enamora de una chica pobre... y ya está. El genio de Puccini la transforma en una historia universal.

No es solo la belleza de sus melodías la clave de su gran éxito. Es saber llegar a cualquier generación de cualquier época. Representa metafóricamente a la juventud, cuya alegría y despreocupación no se ha apagado, aun por las asperezas de una madurez más realista. Los oyentes nos vemos reflejados en las ilusiones, sueños y esperanzas de los bohemios. ¿Quién no recuerda la emoción del primer beso, la desilusión de un desencuentro, el ardor de los celos, la esperanza, la nostalgia y la pérdida de un amor? El poeta, el pintor, el filósofo y el músico, divertidos y bulliciosos, que sacrifican la vida por el arte con los bolsillos vacíos, somos o hemos querido ser todos nosotros. También las mujeres se identifican, a veces, con la descarada Musetta, amable y generosa, o la frágil e ingenua Mimí, en ocasiones algo simplona.

La escena final de la ópera es la muerte mejor lograda de todo el repertorio. Admirable mezcla de música y drama. La orquestación, el uso de temas recurrentes como “leitmotivs” y la destreza de Puccini en manejar los tiempos dramáticos y los momentos de silencio, son excepcionales. El momento más dramático no tiene ni música ni canto. Solo cuando Rodolfo se da cuenta de que Mimí ha muerto es que se nos presenta el atronador acorde de Mi Mayor seguido de esos desgarradores ¡Mimí! Este “finale” explica por qué para muchos amantes del género, La bohème es sinónimo de la palabra ópera y nos arranca lágrimas de emoción al ver sus representaciones.