ONU

El próximo martes se conocerá si la canciller María Fernanda Espinosa ha resultado electa como presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, luego de la polémica suscitada internamente ante el pedido de licencia de quince días a su cargo, para dedicarse a la campaña por su candidatura.

Esta elección para el Ecuador significaría presidir por segunda ocasión la ONU, pudiendo la decisión que se tome estar influenciada por algunos factores derivados de la forma como se ha manejado la política internacional en el último año.

Hechos relevantes, como la controvertida nacionalidad ecuatoriana otorgada a Julian Assange y el intento de acreditarlo como funcionario diplomático ante Inglaterra, podrían pasarle una alta factura al Ecuador al momento de la elección.

Luego de ello está el ambiguo pronunciamiento de nuestro país frente a las elecciones realizadas recientemente en Venezuela, las cuales han sido ampliamente cuestionadas en el mundo occidental por su aparente falta de transparencia y por la realidad de un pueblo que enfrenta una grave crisis humanitaria, ante los ojos del planeta.

Además de estos dos polémicos hechos, vale mencionar la controversia surgida ante un supuesto acuerdo que el Gobierno de Honduras le reclama al Ecuador, mediante el cual ambos Estados habrían convenido apoyarse mutuamente. Honduras habría apoyado al Ecuador en la designación de Patricio Pazmiño como miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y Ecuador se habría comprometido a apoyar a Honduras para lograr la presidencia de la Asamblea General de la ONU, acuerdo que el Ecuador niega.

Las recientes declaraciones de la canciller de Colombia, manifestando que apoyarán a Honduras por ser un compromiso adquirido, empiezan a complicar el panorama.

En el frente interno, la canciller afronta otro cuestionamiento de importancia, que se refiere al manejo de la crisis ante el secuestro de los periodistas del diario El Comercio.

Las posibles consecuencias de estos acontecimientos las observaremos la próxima semana.