No se olviden: cuando me toque a mi

El aborto es un tema muy difícil. Hay que discutirlo sin pasiones ni prejuicios. Me horroriza pensar en un embarazo de una niña de 10, 11, 12 años, por una violación; los médicos coinciden en que una mujer a esa edad puede ya ser fértil, pero ni anatómica ni psicológicamente está en condiciones de concebir y asumir la responsabilidad de ser madre. La edad no importa si la mujer fue violada, ni si el violador estaba bajo efectos del alcohol o drogas; ser víctima de un psicópata debe ser un trauma terrible y peor concebir un ser fruto de una relación involuntaria. Según nuestras leyes, la mujer que decide abortar un embarazo no deseado y producto de violación, es juzgada y puede ir a la cárcel. Esa pobre mujer violada, ¿no queda ya con ese estigma? Por eso en la mayoría de ocasiones la familia de la víctima no denuncia pues esto significa una vergüenza. El padre, la madre o el esposo de la mujer violada que queda embarazada, ¿querrán tener ese hijo, ese nieto? La noticia de un embarazo deseado es motivo de alegría. ¿La criatura fruto de la violación será esperada con la misma alegría? Se dice con facilidad, hay que respetar la vida, pero cuando me toque a mí, ¿será posible esa decisión de tener un hijo, hermano, nieto, fruto de una violación? No debe ser punible el aborto en caso de violación. Doble trauma: violación y embarazo, y castigo por el aborto.

Coronel (r) Alberto Molina Flores