Los asambleístas Fabricio Villamar (CREO) y Jorge Yunda (Alianza PAIS) dialogaban el martes afuera del salón del Pleno, luego de que correístas y morenistas del dividido bloque de Alianza PAIS dejaran sin cuórum a la sesión, donde se analizaba la comparec

Cuando se olvida el mandato popular

Los asambleístas opositores piden a los oficialistas que cumplan con su trabajo.

Como una falta de respeto al pueblo ecuatoriano, que los eligió para cumplir con el trabajo de legislar y fiscalizar, es considerada la actitud de los 69 asambleístas correístas y leninistas del dividido bloque de Alianza PAIS -cinco se quedaron-, que el martes dejaron sin cuórum al Pleno de la Asamblea Nacional para responder a los intereses de sus fracciones.

“Es inadmisible e intolerable que los asambleístas de Alianza PAIS antepongan los intereses de un grupo político a los intereses del país”, dice la asambleísta Ana Galarza, de la bancada del movimiento CREO.

Su posición es compartida por los legisladores Paola Vintimilla (Partido Social Cristiano) y Guillermo Celi (jefe de bloque del movimiento SUMA), que aclaran que no existe ni una sola ley ni un reglamento legislativo que sancione este tipo de comportamiento a quienes el pueblo les paga 5.000 dólares mensuales por trabajar en beneficio de los intereses nacionales, pero que no lo están haciendo.

Los 23 correístas dejaron la sesión del martes para cumplir con un trámite en la Corte Constitucional, referente a su postura contraria a la consulta popular. Los 44 morenistas, por su lado, se fueron para dejar sin cuórum un Pleno que tenía que decidir, según el orden del día aprobado, sobre la comparecencia del secretario ejecutivo de la Presidencia, Eduardo Mangas, por sus confesiones en un polémico audio filtrado.

Galarza, Vintimilla y Celi creen que, a todas luces, los problemas internos en el movimiento oficialista de Alianza PAIS le siguen pasando factura al trabajo legislativo que, seis meses después de su instalación, no ha avanzado mayormente ni ha borrado la imagen dejada por sus antecesores. Más bien, insisten, la están complicando.

“Las cosas van de mal en peor”, añade la asambleísta socialcristiana Paola Vintimilla, quien no avizora un mejoramiento de la actividad legislativa por el enfrentamiento entre leninistas y correístas que, dice, está afectando no solo la actividad legislativa, sino la gobernabilidad del país en el momento en que más la necesita.

Galarza recuerda que, además de la falta de respeto al pueblo, los correístas y morenistas, enfrascados en su disputa interna, han pasado a convertirse en instrumentos de negociación política que impiden no solo el tratamiento de las leyes, que no pasan en el Consejo de Administración Legislativa (CAL), sino que impiden el normal desenvolvimiento de una Asamblea, en detrimento de los demás bloques legislativos, que se siente con las manos atadas.

Guillermo Celi (SUMA) cree necesaria la elaboración de una agenda mínima en la Asamblea que, asegura, “no existe” porque el poder de decisión lo tiene el oficialismo, desde la presidencia, el CAL y las comisiones legislativas.

Aunque no creen que sea una falta de respeto al pueblo el abandono del Pleno de la Asamblea, el independiente Raúl Tello (Unidos por Pastaza) y el oficialista Hermuy Calle (ni correísta ni morenista) aceptan que la disputa interna en Alianza PAIS está consumiendo el tiempo que los asambleístas deben dedicar a trabajar por los ecuatorianos.

De allí que el llamado de Hermuy Calle a sus compañeros de bancada es que zanjen sus diferencias y retomen el trabajo legislativo. A su criterio, lo que pasó en esta semana es una situación excepcional que considera que no se va a repetir porque de lo contrario sería catastrófica para el país.

Tello, por su parte, cree urgente retomar la tarea fiscalizadora. Aunque no tiene muchas esperanzas porque, dice, el problema es que todo en la Asamblea está en las manos oficialistas, ya sea correístas, morenistas o neutrales.

Los tiempos y las sanciones

1. La espera

La ley legislativa no establece un tiempo de espera para que exista cuórum y se instale el Pleno y el presidente puede postergarla o cancelarla aunque este exista.

2. Mayoría absoluta

Para la aprobación de leyes orgánicas o destituciones por juicio político se requieren dos tercios de los asambleístas; es decir, 91 de los 137 legisladores.

3. Mayoría simple

Para la aprobación de leyes ordinarias y resoluciones se requiere la mayoría absoluta de los asambleístas de la Asamblea; es decir, la mitad más uno que son 69.

4. El debate

El presidente de la Asamblea tiene el poder de decidir el número de intervenciones en un debate e inclusive decidir qué no debate.

5. El atraso

Un asambleísta es sancionado con 66 dólares cuando llega después de los 10 minutos de instalada la sesión. No hay sanción si se ausenta después.

6. La ausencia

Una multa de 167 dólares debe pagar un asambleísta que no acude a una sesión; si acude y se ausenta después de ello no tiene sanción.