Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

Oleajes y aguajes, una combinacion destructiva

El aguaje y el oleaje, que juntos son una fuerza destructiva, azotaron el perfil costero en esta semana, desde Esmeraldas hasta El Oro. Y lo vienen haciendo desde octubre, dicen los habitantes de esta región del país. Sus devastadores efectos quedaron a la vista en los últimos cinco días en la carretera de la ruta del Spondylus, en el tramo Monteverde-San Pablo, en la isla Jambelí, en el Malecón de Salinas, en Playas, Chanduy, el Matal, La Chorrera y muchos otros pueblos costeros en donde sus habitantes han sentido el azote del viento, del mar y de las olas. “Estamos preocupados por lo que pueda pasar en los próximos meses, porque estamos observando cosas nunca antes vistas en el mar. Vivimos en la incertidumbre”, dice Gabriela Cruz, presidenta de la asociación de pescadores artesanales. Dos expertos, el teniente Carlos Perugachi, del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar); y Mercy Borbor, de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), explican el porqué de la descomunal fuerza del mar. Los aguajes por sí solos, aunque sean los más grandes, no causan mayores estragos, pero cuando confluyen con oleajes y el aumento del nivel medio por el calentamiento del mar, como ha ocurrido en la última semana, incrementan su impacto. Perugachi dice que es difícil pronosticar lo que pasará en los próximos aguajes, que ocurren cada catorce días, pero lo que se espera, al menos hasta la segunda semana de febrero, es que se mantengan las altas temperaturas y las anomalías en el nivel medio del mar que, frente a Galápagos, es de 20 centímetros y, en La Libertad y Esmeraldas, de 5 centímetros. Según el experto del Inocar, mientras exista un calentamiento excesivo en el mar y una inestabilidad atmosférica, que genere trenes de olas que pueden viajar por todo el Pacífico cargadas de energía, estas pueden reventar en el Ecuador. “Al tener diferentes calentamientos en el océano y la atmósfera se generan cambios que, al menos en el 2015 y en este año, han permitido que la frecuencia de oleaje sea mayor”, dice Perugachi. Esos oleajes, según Gabriela Cruz, han provocado la desaparición de cuatro embarcaciones pesqueras, daños en otras y varios ahogados. Un total de 24 periodos de aguajes (de 3 a 5 días) se producen cada año, pero el que acaba de pasar no está entre los 12 más fuertes previstos. Pero sí lo serán, por la alineación del sol, la luna y la tierra, dos que ocurrirán por los días de carnaval (9 al 14 de febrero) y antes de la Semana Santa (del 9 al 12 de marzo) y el del 8 al 12 de abril. “Esos aguajes suelen ser los destructivos porque suelen estar acompañados de oleajes y aguaceros”, dice el pescador Leonidas Torres. En Guayaquil, el efecto de la combinación de aguaje y lluvias es inundación. Santa Elena Afectada la ruta del Spondylus Unos cien metros de la Ruta del Spondylus, en el tramo Monteverde-San Pablo, en el sector Pacoa, fueron afectados por los embates del mar en el perfil costero peninsular. El impacto del agua con el espaldón que protege la carretera socavó la tierra y destruyó uno de sus bordes. Maquinarias del Municipio de Santa Elena colocaban ayer grandes piedras para frenar el impacto del oleaje, pero el trabajo definitivo será, después, la construcción de un enrocado.