Odebrecht: pista para Fiscalia
Le paso una pista a la Fiscalía: el pasado 18 de noviembre fue arrestado en Madrid el abogado de Odebrecht, Rodrigo Tacla Durán, quien es considerado, según informa la prensa española, “el responsable del diseño del pago y reparto de comisiones como contrapartida a la adjudicación de obra pública y privada, en Brasil y el extranjero”. La aprehensión se produjo como consecuencia de una orden de detención internacional emitida por Brasil y gestionada por Interpol. Hasta donde es público, Tacla, considerado el “cerebro financiero” de los sobornos de la constructora, permanece detenido en España.
Así que ahí tiene la Fiscalía otro país al cual pedir asistencia penal internacional, con dos ventajas adicionales: que España no es el “Imperio” al que se acusa de falta de colaboración con nuestros intereses judiciales, y que para solicitarla no hacen falta traducciones, como se ha dicho para justificar cierta demora en el despacho de similares pedidos a Estados Unidos y a Brasil.
La información que pueda obtenerse de Tacla posiblemente termine siendo sumamente relevante para ir desvelando la cadena de funcionarios coimeados en Ecuador, pero también cómo y dónde escondieron o lavaron el dinero sucio proveniente de los sobornos recibidos. Pero no solo eso. Que se apunte a Tacla puede incentivar a que, localmente, voluntariamente canten funcionarios medios de la cadena, pues ya tendrán indicios más serios de que igual se va a terminar sabiendo de su participación en el cohecho.
A ese efecto es preciso insistir en que el Código Integral Penal, bajo la figura de la cooperación eficaz, fomenta la entrega de información que permita identificar a autores de delitos, y, en casos de alta relevancia social, si con ello se logra además llegar a “la cúpula de la organización delictiva”, la reducción de la pena (del delator) puede llegar a ser de hasta el 90 % de la que le corresponda (arts. 491 al 493), por lo que no les vendría mal a los peones de la banda ahorrar un poco de tiempo y esfuerzo al país, y delatar de una buena vez a la cúpula.
En fin, la verdad igual se sabrá.
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