En el juicio. Correa pasa por delante del abogado de Glas, Eduardo Franco, ayer en los pasillos de la Corte.

Y al octavo dia, visita a Glas

Correa esperó más de una semana para ir al juicio. La defensa impugnó las pruebas.

Abrazos no faltaron. Después de ocho días de abandono político, ayer el vicepresidente sin funciones, Jorge Glas, recibió el respaldo del ala correísta de PAIS. Él es uno de los nueve enjuiciados por asociación ilícita en la trama de corrupción de la constructora Odebrecht.

A la sala de audiencias de la Corte Nacional llegaron Marcela Aguiñaga, Carlos Viteri y Soledad Buendía. Un par de horas después también apareció el expresidente Rafael Correa (en la octava jornada desde su regreso al país), Ricardo Patiño y Fernando Alvarado.

Correa estuvo poco más de una hora. Escuchó las objeciones que siete abogados hicieron a 13 pruebas documentales presentadas por la Fiscalía. Salió de la sala sin escuchar a Eduardo Franco, defensor de Glas, a quien el juez, Édgar Flores, llamó la atención por no fundamentar su impugnación a las pruebas y tratar de alegar. Luego, Flores suspendió la diligencia.

Correa afirmó que fue a visitar a un amigo como cristiano que es. Insistió en que no existen pruebas contra Glas y volvió a calificar como golpe de Estado a la convocatoria a la consulta popular resuelta por el CNE.

Franco aseguró que la presencia de Correa no era una forma de presión política.

Durante la mañana de ayer el juicio avanzó lentamente. A la defensa de Glas le tomó algunas horas completar la revisión de los 13 últimos documentos ingresados por el fiscal Carlos Baca Mancheno.

A los defensores de otros cinco procesados les pareció que las pruebas son “ilegales e impertinentes”. Wilson Velástegui, defensor de Ramiro Carrillo, exfuncionario de Petroecuador, dijo que se trata de copias simples y, en algunos casos, aunque no se referían a su cliente igual las impugnaba. Lo mismo hizo Juan Carlos Quintana, defensor de Carlos Villamarín.

Aníbal Quinde, abogado de Ricardo Rivera, tío del vicepresidente, coincidió en que las pruebas de la Fiscalía eran “impertinentes, inútiles e inconducentes”. Los abogados de Gustavo Massuh y de Kepler Verduga no objetaron nada: ellos hicieron acuerdos probatorios con la Fiscalía.

Por la tarde estaba prevista la impugnación de las pruebas por parte de la defensa de Glas; la presentación de la prueba de la Procuraduría y de la acusación particular, representada por el dirigente político, César Montúfar.

En total, Baca presentó 80 pruebas: 40 testimoniales y 40 documentales. Con ellas dijo que evidencia la materialización del delito atribuido a Glas, su tío y siete personas más. Según el fiscal, ellos formaron parte de la estructura corrupta de Odebrecht en Ecuador y en otros 11 países de América y África.

El caso nació a partir de la revelación hecha por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el 21 de diciembre de 2016. Ese informe fue la primera prueba documental que ingresó Baca en el juicio. Hay también correos, transferencias, contratos, acuerdos, decretos.

Se mantiene la tesis de que Odebrecht entregó, entre 2007 y 2016, alrededor de 33,5 millones de dólares en coimas a funcionarios públicos para obtener contratos en cinco proyectos emblemáticos del Gobierno anterior: Pascuales-Cuenca, Daule-Vinces, Manduriacu, Refinería del Pacífico remoción de tierras y Acueducto La Esperanza.

Acusación

Desde EE. UU., el exconsultor del Ministerio del Interior, Diego Vallejo, declaró como testigo de la acusación particular. Él dijo que inició con una investigación al viaje de Ricardo Rivera a China como supuesto delegado del exministro de Sectores Estratégicos, Jorge Glas, cuando no cumplía ninguna función en el Gobierno.

Defensa

Desde Chile, declaró el exministro, Rafael Poveda, como testigo del vicepresidente sin funciones. Él negó haber recibido llamadas o insinuaciones para contratar a alguna empresa en particular para algún proyecto. Negó haber recibido disposiciones para sacar a alguien de su cargo por incumplir con un contrato.