Obama se juega

El viaje de Obama a Cuba y a la Argentina es la señal de una remozada política exterior norteamericana. No se trata solo del estilo de este personaje, su sencillez y su fácil discurso, sino del contenido de su mensaje para cada una de las naciones visitadas.

En el caso de Cuba, esa presencia ha sido un concreto quiebre de lo que ha implicado para la historia oficial el papel de una potencia sentida como la más burda y frontal expresión del “imperialismo”. El forzado rostro de Raúl Castro y sus ministros ha tenido que soportar la ancha y musical sonrisa de un pueblo que reclama cambios y bienestar.

Obama fue recibido con predisposición de confianza, con declaraciones improvisadas de los cientos de entrevistados por la prensa mundial, y con la convicción de varios grupos contestatarios de que, al fin, se conocerá afuera la dimensión de sus demandas y reivindicaciones.

En los momentos más álgidos del acontecimiento, y cuando los dos mandatarios debieron absolver las inquietudes de un gran número de reporteros, se posó en la atención pública el tema de los derechos humanos, y se definió el concepto que, para cada uno de aquellos, tiene este elemento en la vida de la sociedad. Castro sostuvo que los derechos humanos, en una revolución socialista, implican la cobertura de las necesidades básicas del individuo, la salud, la educación y los indispensables bienes de su consumo. Como blandiendo una espada implacable defendió esa posición y negó que existieran en sus cárceles detenidos por motivos políticos. Obama, en cambio, se refirió a lo que implica la democracia en una sociedad libre, y enfatizó como connatural al hombre la libertad de asociación, el sistema de partidos, la libertad de expresión y de prensa.

En Buenos Aires, Obama aludió también a situaciones álgidas. Coincidió con Macri en la necesidad de impulsar políticas de empleo ante los coletazos de la crisis heredada, y se comprometió a un trabajo conjunto para combatir el crimen organizado y la corrupción.

Un gesto que abre posibilidades y nuevos tiempos.

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