Nuevo referendo por ‘brexit’

Las negociaciones por el ‘brexit’ entran en la recta final y un punto muerto se ha convertido en el desenlace más probable. El Parlamento británico probablemente rechace cualquier acuerdo que logre negociar la primera ministra Theresa May con los líderes europeos, y la manera más factible de poner fin al estancamiento será con un nuevo referendo que reconsidere la decisión de abandonar la UE. Hasta hace poco la lógica descartaba esta posibilidad. Hoy las mecánicas políticas que podrían conducir a un nuevo referendo y a la cancelación del ‘brexit’ se están volviendo más claras. Cualquier versión de ‘brexit’ que proponga May enfrenta un veto. Uno blando, al estilo noruego, que mantenga al RU en las estructuras comerciales de la UE sería bloqueado por los euroescépticos en el Partido Conservador de May. Uno duro, que exija controles fronterizos con la República de Irlanda es inaceptable para el gobierno irlandés y para la UE. Uno híbrido que retire al RU del mercado único de la UE pero mantenga adentro a Irlanda del Norte sería un factor decisivo para el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, cuyo respaldo May necesita para mantenerse en el poder. Estos vetos enfrentados explican la única estrategia de May para el ‘brexit’: decirle al Parlamento y a los líderes de la UE que deben elegir el menor de dos males: O aceptan cualquier acuerdo por el ‘brexit ‘que ella proponga, o enfrentarán un ‘brexit’ “sin acuerdo”, catastrófico para el RU y toda la UE. Pero casi nadie cree que se atreva a sumergir en un caos a las empresas y votantes británicos. Y aunque May genuinamente quisiera ir por un ‘brexit’ sin acuerdo, una gran mayoría parlamentaria se uniría para impedirlo. Perseguir una apuesta tan riesgosa como esta contra los deseos manifiestos de una mayoría parlamentaria, desataría una crisis constitucional que solo podría resolverse apelando a los votantes a través de una elección general o un nuevo referendo. El Partido Laborista opositor exigiría una elección general, pero los Conservadores, divididos respecto de Europa, se unirían para impedirlo. Ya fracasada la maniobra electoral, los Laboristas casi con certeza apoyarían un referendo, respaldado por el 85 % de sus miembros. Así, solo harían falta unos pocos conservadores para crear mayoría para el referendo y podrían encontrar un aliado inesperado: Theresa May. Teniendo claro que la única opción para abandonar la UE sería sin un acuerdo, May honestamente podría decir que cumplió con el mandato del referendo de 2016 de un ’brexit’, pero que esto implicaría más disrupción que la prevista. Por tanto sería acertado preguntar a los votantes si todavía quieren o no seguir adelante con el ‘brexit’ en estos términos más duros. Mucho más probable es que un nuevo referendo rechace un ‘brexit’ sin acuerdo, por los riesgos económicos y porque el equilibrio demográfico de la población del RU ha virado a favor de votantes proeuropeos en alrededor de un millón de personas desde 2016. Si los votantes rechazaran el “no acuerdo” en favor de cancelar el ‘brexit’, los opositores de May serían silenciados, garantizando su puesto primera ministra hasta la elección de 2022. El fin de la incertidumbre en torno del ‘brexit’ resultaría en un rebote económico que casi con certeza garantizaría una victoria conservadora en el 2022.

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