La juventud cada vez está más inmersa en la vida tecnológica, olvidando que hay un mundo a su alrededor que necesita atención, ser escuchado, ayuda, etc. Cada vez que llega esta fecha que conmemora el nacimiento del Señor Jesús recomiendo a mis amigas y familiares ser menos materialistas y que más bien se preocupen por el prójimo, para así sentir la paz y vivir en el amor de Dios este 25 y posterior 31, cuando finalice el año con la esperanza de que haya un mejor porvenir en nuestras vidas en 2018.

Y todo esto lo he reflexionado a partir de los acontecimientos ocurridos en el último trimestre del año, que deja indudablemente una huella de dolor y preocupación sobre la seguridad que tenemos los ecuatorianos, o más bien en la serie de vicios en que cae la sociedad, que se convierte en cruel, malévola, sin escrúpulos, y que muchas veces los reclamos o admiraciones únicamente nacen y mueren en una red social.

Sin ir más allá y pensar que nadie está exento de los peligros que existen en el mundo, pues hemos visto las noticias sobre los niños abusados en las escuelas, la niña perdida y hallada muerta, los diversos accidentes por juegos pirotécnicos, los robos a mano armada por la aglomeración de la gente en busca del regalo ideal, sin pensar que el regalo pudiese ser un poco de atención y tiempo hacia los demás.

Ana Belén Chóez Vergara