Noticias que se nos escapan

El sheriff Richard K. Jones es la autoridad de una población del medio oeste de los Estados Unidos llamada Butler con 376.000 habitantes. Por la devastadora ola de opiáceos que mató en EE. UU. a más personas que toda la guerra de Vietnam, en este pequeño condado algunos de sus más notables ciudadanos han planteado una solución tan insólita como sencilla: dejar morir a los heroinómanos.

¿Atención a las víctimas de sobredosis?

— Eso no es trabajo de la policía, dijo el sheriff.

Desde hace dos semanas, Jones ha decidido que sus agentes no lleven ni administren Narcan (naloxona), un antagonista de la heroína que revierte de modo fulminante la sobredosis. Este tratamiento, con un coste de unos 40 dólares, representa la salvación diaria de miles de toxicómanos. Y en un país donde los opiáceos generaron el año pasado 1,3 millones de atenciones hospitalarias, se ha vuelto crucial. “No ataca la raíz del problema: solo lo prolonga. En lo que va de año se han registrado 200 fallecimientos. Tenemos casos de adictos que en un mes han sufrido hasta 20 sobredosis. Estamos para prevenir el crimen no para dar primeros auxilios. Tampoco doy insulina a los diabéticos”, dice el sheriff.

Sus palabras han desatado una tormenta nacional. Organizaciones humanitarias y médicas le han condenado.

El concejal de Middletown, Daniel Picard, ha presentado una fórmula para resolver el problema: A la tercera urgencia por sobredosis, en caso de que el afectado no haya pagado con dinero o trabajo social las anteriores intervenciones, se deja de atender al drogadicto. Por lo tanto, si no tiene dinero: muere. En Maryland se ha declarado en estado de emergencia y en Ohio han demandado a los cinco mayores fabricantes por fomentar la adición. Todos estos son parches mientras la droga se apodera sobre todo de la juventud.

En Ecuador se están haciendo muchos esfuerzos que demandan la cooperación, sobre todo, en las escuelas y colegios. Olvidemos las modernas tesis de que son enfermos y que hay que dosificarles su uso. Son viciosos y si cometen algún delito, los viciosos tienen que ser sancionados.

La ciudad más limpia del mundo. Según encuestas realizadas, Calgary, en Canadá y con dos millones de habitantes, está catalogada como la ciudad más limpia del mundo.

Para llegar a esta conclusión, se basaron en cinco factores: la disponibilidad y potabilidad del agua, la eliminación de residuos, la calidad de los sistemas de aguas residuales, la contaminación atmosférica y la congestión del tráfico. Pero eso no es todo, Calgary también puede presumir de tener calles sin basura. Multas, humillación pública y acción ciudadana, cada ciudad tiene una forma diferente de tratar su limpieza urbana. Lo cierto es que los 1.000 dólares de multa por “dejar caer” colillas de cigarrillos o tirar basura por la ventana de los autos han tenido un impacto muy positivo en la ciudad.

Sin embargo, ciudades como Estocolmo y Ámsterdam no se quedan muy atrás. En una de ellas me pareció digno de imitar una interesante medida que ha tomado su Municipio: se ha elaborado un plano en la que constan los sitios más sucios donde se amontona la basura o hay descuido por parte de los habitantes de esa zona. La medida sirve para que las autoridades sanitarias pongan más interés en las zonas señaladas en el mapa, por una parte y; por otra, que los habitantes del barrio se preocupen de cuidar mejor el aseo. Esta medida tiene el efecto de hacer que los organismos de limpieza refuercen esas zonas más descuidadas y que los habitantes de las mismas se preocupen un poco más ya que, de hecho, el valor de las casas y de los arriendos decaería.

¡Pobre Venezuela!

Hoy es un día en que se juega la suerte de Venezuela. Si Maduro no quiere ceder ante la petición de los estados más democráticos y civilizados del mundo y la gran mayoría del pueblo venezolano, ese país caerá en la mayor dictadura que ha tenido América. Todos los poderes a manos de Maduro y sus compinches. Tenemos la impresión de que Chávez se quedó corto y ahora Maduro quiere ser la primera figura, con su propia Constitución, por los siglos de los siglos.