#NosFaltan3
Hace unos días observaba en las noticias que había estallado un artefacto explosivo en un puente de la parroquia Viche, en Esmeraldas. Llamaron mi atención las declaraciones del ministro del Interior, César Navas, refiriéndose a los autores de los atentados como delincuentes comunes. Está reñido con la lógica más elemental el no reconocer que los atentados constantes, continuos desde el mes de enero, no corresponden a la delincuencia común; salvo que la finalidad sea que no llamen la atención, cediendo espacios y poder al hampa organizada nacional y extranjera, es decir, a los carteles de la droga y su brazo armado, las FARC.
El verdadero riesgo del Ecuador no es convertirse en Venezuela, sino en México, gracias a que los últimos diez años tuvimos un gobierno comprometido con las FARC y tolerante con el narcotráfico, permitiendo que el Ecuador haya sido convertido de país de tránsito a país de acopio, distribución del alcaloide, así como en territorio de reposo de las FARC, con enclaves en Manabí, en Santo Domingo de los Tsáchilas, y en la frontera norte.
Bajo tal reflexión, para evitar que nos mexicanicemos, en referencia a la contaminación del poder vía corrupción, entrando a un estado de guerra y confrontación interna de los señores de la droga, es necesario tomar medidas tales como celebrar convenios de colaboración tecnológica contra el narcotráfico con potencias que luchan contra tal flagelo; crear políticas de incentivo a la inversión para generar plazas de trabajo, porque el desempleado desesperado es el microtraficante en potencia; luchar frontalmente contra el lavado de activos, porque el caldo de cultivo para aquello son las economías deficitarias con gobiernos corruptos o tolerantes.
Los síntomas son evidentes: enfrentamientos armados continuos y constantes, atentados con explosivos, sicariatos, estos últimos recurrentes en las guerras de carteles, y secuestros. Al respecto, el 26 de marzo último fue secuestrado un equipo periodístico de diario El Comercio. Desde ese día nos faltan tres, exigimos que regresen vivos y que no haya ni un secuestrado más.