A la intemperie. En Jaramijó, muchas familias durmieron sobre colchones sacados a las aceras por el temor a más movimientos telúricos.

Una noche en los portales

Fueron miles las personas que, desde la medianoche del miércoles y la madrugada de ayer, salieron despavoridos de sus casas ante un enjambre de réplicas que los hizo pernoctar a la intemperie en Manta, Jaramijó, Puerto López, Portoviejo, Rocafuerte y o

Los colchones volvieron a los portales y con ellos el miedo a los temblores que les dejó el terremoto del 16 de abril. Fueron miles las personas que, desde la medianoche del miércoles y la madrugada de ayer, salieron despavoridos de sus casas ante un enjambre de réplicas que los hizo pernoctar a la intemperie en Manta, Jaramijó, Puerto López, Portoviejo, Rocafuerte y otros cantones de Manabí. El movimiento más fuerte alcanzó los 4,5 grados en la escala de Richter.

En Manta, los habitantes de los barrios Miraflores, Las Cumbres, Santa Martha, parroquia Tarqui y Los Esteros durmieron en las aceras. “El primer movimiento se dio cerca de la medianoche, fue demasiado fuerte”, dijo Susana Cedeño, una asustada moradora de Miraflores que pasó la noche en la calle con sus cuatro hijos.

Miembros del Cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja y el sistema de seguridad ECU-911 monitorearon varios sectores y, según sus reportes, no hubo daños en viviendas ni personas heridas; solo ciudadanos con alteraciones nerviosas.

“En el primer movimiento activamos nuestras unidades de monitoreo y solo pudimos apreciar gente en las calles”, expresó Eduardo Almeida, director del Departamento de Gestión de Riesgo del Municipio de Manta. El funcionario recomendó a los ciudadanos que siempre guarden la calma, siempre y cuando tomen las debidas precauciones.

En el barrio La Sirena, de Jaramijó, entre quienes sacaron los colchones a la calle están los Mero Fernández, los Lucas Mero y Lucas Delgado.

“Al primer movimiento nos levantamos todos y sacamos los colchones. Pensamos que iba a pasar, pero después de una hora empezó nuevamente a moverse la tierra y ya no se pudo dormir con tranquilidad”, indicó Carolina Mero.

“Estamos esperando que alguna autoridad nos diga oficialmente a qué se deben estos nuevos movimientos. Otra vez el miedo vuelve a apoderarse de nosotros. En la playa usted hubiera visto, nadie quedó en las casas después del segundo temblor”, recordó Alfonso Mero, habitante de Jaramijó.

En Puerto López, Puerto Cayo y Machalilla, en el sur de Manabí, los pescadores paralizaron sus faenas cotidianas por unas horas para acudir donde sus familias y verificar que se encontraran bien.