El Nobel de Literatura

Jorge Luis Borges dijo que “con la letra de los tangos argentinos se podría hacer una nueva Comedia Humana”. Se refería a la obra completa de Honorato de Balzac, quien en sus novelas desnudó, en su grandeza y miseria, a la burguesía europea, como también lo hicieron con sus respectivos mensajes Dickens, Proust y Dostoyevski. Y es que a más de la profunda emoción que nos ofrecen las orquestas típicas del sureño país, sus letras, con autores como Homero Manzi, Cátulo Castillo, Le Pera, Cadícamo, Contursi, Discépolo, entre otros, son a mi personal concepto las de más alto valor literario en el género de la música popular.

Me he permitido esta introducción con motivo del Premio Nobel de Literatura otorgado al cantautor norteamericano de origen judío Bob Dylan (que para su nombre artístico escogió el del gran escritor galés Dylan Thomas) y que ha provocado ciertas reacciones en contra, como las hubo en 1953 cuando la Academia Sueca otorgó premio similar a Winston Churchill, a quien se lo consideró no precisamente un gran escritor sino un extraordinario político, que tal vez mereció el Nobel de La Paz por su participación en la Segunda Guerra Mundial contra la barbarie nazi.

Escoger a un cantautor tan popular y aclamado no solo en Estados Unidos, dejando en larga cola a grandes poetas, narradores y dramaturgos del pasado y del momento, entre los que podrían citarse a Kafka, Valéry, Sábato y el propio Borges (no alcanzó el tiempo para hacerle justicia a todos, indudablemente) podría justificarse bajo el hecho de que la poesía, madre de todos los géneros literarios, fue dicha por aedas y juglares desde Homero y Virgilio hasta Francois Villon y los líricos del “dolce stilo nostro”, que dijeron lo suyo en pueblos y caminos de la antigüedad, cantando y contando a la vez, con el acompañamiento del arpa, el laúd y la lira. Además, no toda letra de boleros, baladas, valses criollos, etc., por mucho que se nos pegue y la repitamos, aunque sea con nuestra voz de tarro, tiene un valor literario digno de tan importante distinción mundial. Pero hay, en nuestra lengua castellana, por ejemplo, valores como Serrat, Sabina, Juan Gabriel, etc., que merecieron ser tomados en cuenta.

colaboradores@granasa.com.ec