Ninez, sociedad, presente y futuro
El Ecuador es un país mayoritariamente de jóvenes e infantes. La niñez tiene el 20,6 % en la pirámide de la población (2’989.083 niños). Las ciudades tienen mayor población y concentran el mayor índice. Por ejemplo, en Guayas hay 722.574 niños (19,9 %). En el cantón Guayaquil hay 400.947 niños (19,66 %). Por eso son la provincia y ciudad que merecen mayor atención y que demandan más servicios: salud, educación, etc. Requieren que se atienda con prontitud este elevado número.
Hoy según la Unesco, en el Día Universal de la Niñez, deben merecer la atención prioritaria del Estado, especialmente a través de políticas sociales y de protección del Estado hacia la infancia. Jamás se debe creer que la preocupación por este sector implica un gasto inútil y despilfarro de recursos. Quienes piensan así ignoran que esos niños de hoy serán los jóvenes del mañana y los ciudadanos y gobernantes del futuro. Por eso hacia ellos hay que dirigir la atención, sin paternalismo y demagogia, con el interés de quien comprende que ellos serán el porvenir, quienes impulsen el desarrollo socioeconómico, político y cultural del Ecuador.
Que este Día Universal de la Infancia lleve a gobernantes, padres de familia, educadores y a la sociedad a meditar sobre la situación actual de la niñez, para que no se desconozcan y vulneren sus derechos.
Últimamente se registran atropellamientos de niños en la ciudad. Esto dice que se estaría abandonando su vigilancia y protección, y que la urbe y sus autoridades los descuidan y desatienden, lo cual requiere poner y tener mayor preocupación y esmero respecto a ellos. Si hoy la sociedad no protege a sus infantes quiere decir que la inseguridad ya no solo afecta a los adultos, que pueden ser asaltados y amenazados con impunidad por el ascenso delincuencial, sino que también hay negligencia y desinterés en cuanto a la seguridad y protección a los niños.
Hoy que se celebra en todo el mundo su día, que no solo se hable de sus derechos sino que también se los atienda oportunamente. Sobre todo por medio de la adecuada protección de sus vidas. No cabe que ante esto miremos a otro lado y se diga que únicamente “fue culpa de un conductor irresponsable o una falla del vehículo”.
La defensa y la seguridad de los niños forman parte del respeto a sus derechos y en primer lugar, a su vida.