Nefando, una historia que rompe tabúes

Nefando, una historia que rompe tabues

Desde afuera, ‘Nefando’ parece un thriller. Un narrador sin nombre hace entrevistas e investiga a los creadores y protagonistas del que fue un videojuego de culto que, años antes, fue descolgando de la web por su material ilegal.

Desde afuera, ‘Nefando’ parece un thriller. Un narrador sin nombre hace entrevistas e investiga a los creadores y protagonistas del que fue un videojuego de culto que, años antes, fue descolgando de la web por su material ilegal.

Pero aquí, saber qué era Nefando y cómo se jugaba es lo de menos. Las historias verdaderas acontecen a puerta cerrada, en las habitaciones de los seis personajes principales, compañeros de un apartamento de Barcelona, donde cada uno emprende una lucha para asumir su propia corporalidad.

Y así lo quiso su autora, la guayaquileña Mónica Ojeda.

“Me interesaba retratar las batallas en cada habitación, porque ese es el sitio donde los pozos oscuros de cada uno salen a la luz. Ahí, lejos de los ojos de los demás, donde uno no debe ser ‘socialmente aceptable’, uno deja salir su lado más tenebroso”, comentó a EXPRESO.

Esta, su segunda novela, que fue publicada recientemente por la editorial española Candaya, está llena de ricas imágenes, un hermoso lenguaje poético y grandes construcciones idiomáticas, pero no es un libro fácil de leer.

Esto porque lidia con dos temas escabrosos que aún son tabú en nuestra sociedad; el abuso sexual infantil y el comportamiento sexual de los niños.

Ambas caras de la moneda son abordadas por los protagonistas. ‘Nefando’, el videojuego, muestra vídeos del abuso al que el padre de los Terán, los misteriosos hermanos que idearon el concepto, los sometía de niños. Mientras tanto, en su habitación, Kiki, la mexicana, escribe una ‘nouvelle’ pornográfica en la que los personajes son adolescentes que descubren el despertar sexual de manera violenta.

¿Por qué abordar estos temas? Ojeda indica que la idea nació mientras elaboraba su tesis sobre la literatura pornográfica en América Latina.

“Mientras hacía la investigación empecé a tener dudas sobre cómo poner en palabras experiencias como el dolor, el placer y la corporalidad. Quería retratar la lucha en la que confluyen estas experiencias para ser verbalizadas... Además, ambos temas me interesaron porque creo que son los grandes tabúes de la sociedad contemporánea”, señaló.

El proceso de recopilación de información también la llevó por un proceso de dudas éticas que no esperaba experimentar, pues para ello tuvo que ingresar a la ‘deep web’, la parte más compleja del internet, y en la que usuarios, usualmente hackers, intercambian información ilegal.

“Obviamente fue algo que me afectó. Entras a los foros y, aunque no ves imágenes, verbalizan cosas, banalizan el dolor del otro. En ese momento te planteas cosas, te preguntas si tu obra vale la pena el tener que sumergirte en ese mundo”.

Sin embargo, lo más interesante de la novela es cómo los personajes violentados, Los Terán, a quienes solo conocemos a través de las voces de los demás y tres breves episodios desde su perspectiva de niños, resignifican el dolor y su estado de víctimas a través del videojuego y también de la poesía, cuya predominancia en la escritura es ampliamente visible.

Las respuestas al libro han sido diversas. En lo que se puede concordar es en que la obra es una excelente pieza literaria. Ahora, la recepción de su temática dependerá de las sensibilidades del lector.

Hay que tener en cuenta, no obstante, que una de las funciones de la literatura es la de hacernos reflexionar, la de incomodarnos y exigirnos ser más que espectadores pasivos; algo que sin duda, ‘Nefando’ requiere.