Necesidad de una nueva Constitucion

Todo el amplio debate que en ciertos círculos ciudadanos se ha configurado alrededor de la elección de los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social evidencia que seguimos sufriendo las consecuencias de un texto constitucional, el elaborado en Montecristi, concebido para garantizar la permanencia en el poder al tiempo que se saqueaba a la República, con patente de corso, con impunidad garantizada, al tener la capacidad nominadora de las autoridades de control.

Las reiteradas oportunidades en que, con un motivo u otro, se demandan y se proponen reformas constitucionales para superar el dañino hiperpresidencialismo que tan negativas consecuencias le acarreó al país, autorizan a pensar que no se puede continuar intentando reparar la crisis política con cambios puntuales. Es el texto de Montecristi el que se debe superar, partiendo de que existen formales razones para dudar de que el finalmente aprobado no refleja la voluntad de los asambleístas y más bien obedeció a las imposiciones de quien había concebido un proyecto totalitario con una carta magna a su medida.

Ahora, cuando ha pasado más que suficiente tiempo para tomar conciencia del rol antidemocrático y atentatorio de la gobernabilidad requerida que significa la Constitución vigente, conviene pensar en la necesidad de cambiarla y como la coyuntura política deja claros los riesgos de intentar hacerlo convocando una Asamblea Constituyente, cabe plantear la necesidad de que el presidente de la República convoque un referéndum para que el pueblo decida, como se hizo al inicio del período constitucional que inauguró Jaime Roldós, si quiere o no seguir siendo gobernado bajo las pautas de la Constitución vigente o prefiere que se lo haga con la Constitución del 98, incorporándole a sus textos los avances que se estimen convenientes, de modo de hacerla garantista y propiciadora de la participación ciudadana pero superando la posibilidad de mantener un instrumento que, dependiendo del talante presidencial, puede dar lugar al abuso de la corrupción y la violación de los derechos humanos.

Una gran contribución en el camino sugerido podría darse constituyendo una comisión que establezca las reformas que se estiman necesarias para ponerla al día en su garantismo y temas de protección al medioambiente.