Sheikh. Juan Saud, presidente del Centro Islámico de Guayaquil, lee el Corán.

Los musulmanes y una desacertada asociacion

La mañana del 22 de marzo el mundo despertó con una terrible noticia: un ataque terrorista se había perpetrado en el aeropuerto de Bruselas matando a decenas de personas e hiriendo a muchas más. Ya nadie estaba a salvo, no de los terroristas.

La mañana del 22 de marzo el mundo despertó con una terrible noticia: un ataque terrorista se había perpetrado en el aeropuerto de Bruselas matando a decenas de personas e hiriendo a muchas más. Ya nadie estaba a salvo, no de los terroristas.

Pero en los callejones del miedo es fácil perderse y esa misma adrenalina que la genética nos proporciona desde los albores de la humanidad, puede encauzarnos a forjar criterios inconsistentes, basados en cimientos débiles y sin fundamentos.

Es así como la cultura del terror poco a poco y de forma asistemática ha calado en el subconsciente de la sociedad que hoy reconoce como real una idea desafortunadamente imprecisa: ‘los musulmanes son terroristas’.

Respecto a esto, Juan Saud, presidente del Centro Islámico de Guayaquil, opina: “En este mes, de los tantos atentados terroristas que ha habido solamente uno ha causado este revuelo y yo quiero saber ¿por qué?”, expresó cuestionando el tratamiento que los medios de comunicación le dan a las noticias cuando es un musulmán el involucrado. “¿Por qué yo sigo este juego? ¿Por qué a mí me dicen qué acto terrorista sí vale y otro no? ¿Por qué unas vidas valen más y otras menos?”, continuó.

Saud no duda al puntualizar que toda muerte inocente es condenable y eso está claramente escrito en el Corán. Explica que la valoración de un asesino no debería hacerse en base a sus creencias religiosas sino independientemente de los actos que este realiza.

Él es consciente de que existe gran desconocimiento sobre el islam por parte de la ciudadanía, por lo que resalta la importancia de que los medios brinden la oportunidad a los musulmanes de poder expresarse y exponer así las virtudes que han convertido a esta religión en una de las más populares y de mayor crecimiento en toda América Latina.

En Guayaquil existe una comunidad musulmana hace 23 años. Está integrada por ecuatorianos, jordanos, paquistaníes, libaneses... y varios migrantes europeos que residen en la ciudad. Todos, seguidores de una religión poco común entre los ecuatorianos.

“Las personas que vienen aquí son las personas que quieren cumplir con sus obligaciones religiosas, pueden venir de cualquier parte del mundo, no hay discriminación”, asegura Saud, un musulmán desde hace más de 16 años.

Los musulmanes de Guayaquil también respetan el siyam, el ayuno del ramadán que los lleva a abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales desde el alba hasta que se pone el sol y a lo largo de un mes (noveno del calendario musulmán).

El ‘sheikh’ o ‘maestro’, como muchos llaman a Saud, señala que la principal característica del islam es que se trata de una fe estrictamente monoteísta. “Es adorar a Dios sin semejantes ni copartícipes”.

Preceptos que no concuerdan con las acciones de algunos grupos violentos. Motivo por el que destaca la necesidad de que la gente se instruya, evitando así juicios aventurados.

La mezquita del Centro Islámico de Guayaquil está ubicada en la avenida Luis Plaza Dañín y Gonzalo Zaldumbide, frente al Hogar San José.